Tuvo como profesores, entre otros, a Cayetano de Mergelina, Manuel Gómez-Moreno, Ramón Menéndez Pidal y Eduard Schwyzer.
La sublevación militar le sorprende en Berlín visitando un campamento de las Juventudes Hitlerianas.
Creó la primera cátedra de lengua y literatura vascas en España, para la que llamó a Koldo Mitxelena, entre muchos otros logros.
Permaneció en ella oficialmente, en excedencia, hasta 1963; aunque antes salió de España hacia el exilio por las diferencias ideológicas que tuvo como rector.
A poco de llegar, se encontró con la revuelta estudiantil que culminó con la manifestación encabezada por Tierno Galván, Aranguren, García Calvo y Montero Díaz.
Su afición por la lingüística comparada y la incontenible curiosidad por las lenguas, junto al haber vivido en el País Vasco y en Valencia, le proporcionó una base sólida que lo convirtió en un referente dentro de la filología hispánica.