El propio Francisco Nieva escribió un volumen de memorias titulado Las cosas como fueron (2002).
El padre, el oficial del Ayuntamiento de Valdepeñas Francisco Morales, fue gobernador civil de Toledo con la República en 1931, y allí se trasladaron a vivir hasta que estalló la guerra en 1936.
Un tío, Cirilo del Río, fue ministro también durante los años de la República y el abuelo paterno fue durante muchos años presidente de la Diputación Provincial.
Sin embargo, se mantuvo inédito como escritor teatral hasta que publicó en Primer Acto y representó privadamente Es bueno no tener cabeza en 1971.
Sus ideas teatrales se expresaron en el texto conocido como Breve poética teatral en torno a los conceptos de "transgresión", "contravalor" y "culpa"; pretende exhibir escénicamente lo prohibido como si fuera lo más anodino, convencional y corriente en lo público ("contravalor") en busca de una liberación (catarsis) total.
Esta poética bebe fundamentalmente del Artaud que conoció en París, pero también de Alfred Jarry, Ghelderode, Eugène Ionesco, Samuel Beckett y Jean Genet; lo original de Nieva es insertar conscientemente esta vanguardia en la tradición literaria española de lo grotesco y lo esperpéntico, otorgando a lo cómico un papel fundamental en lograr dicha inversión, prosiguiendo la tradición de Cervantes, Quevedo, José Gutiérrez Solana y Valle-Inclán.
La obra dramática de Francisco Nieva puede dividirse en dos grandes grupos, llamados por el autor "Teatro furioso" y "Teatro de farsa y calamidad".