Por la influencia de su obra y por sus ideas dramáticas, se le ha considerado "el padre del teatro moderno".
En 1914, luego de sufrir una crisis depresiva, durante sus estudios, piensa en inscribirse en el seminario.
Su influencia lo hará oscilar entre el ateísmo declarado y la devoción excesiva (que se manifiesta durante sus crisis nerviosas en 1943, llevándolo a un extremo de piedad antisemita).
[3] Durante una década en Montparnasse (1924-1934), Federico Cantú convivió con Artaud tanto en las visitas del poeta al Atelier de Rue Dlambre como en La Rotonde y Le Dóme; tarde tras tarde hablaban sobre arte, poesía y surrealismo.
Cuenta Luis Cardoza y Aragón en el libro (Antología): "Alguna vez encontré a Artaud en casa de María Izquierdo junto con Federico Cantú (1907-1989) y Luis Ortiz Monasterio (escultor 1906-1990), quizá lograron en alguna forma ayudar a Artaud en sus apremios de gran enfermo… pero no sé a quién se le ocurrió que Artaud viviera en el prostíbulo de Ruth".
Como explica Giordano Berti en su artículo sobre Artaud en Claves y Secretos del Tarot, existe una obra de Artaud, "Las nuevas revelaciones del ser" (1937) que contiene el testimonio de un especial método de interpretación del Tarot consistente en interpretar los arcanos mayores y menores como referente simbólico para las experiencias cotidianas.
Sus amigos logran sacarlo y vuelve a París, donde vivirá durante tres años.
En él encuentra efigies vivientes y grabadas por la naturaleza en la montaña, símbolos de la santidad que Artaud confiere a tal tierra.
Para el autor francés, los Tarahumaras son una "Raza-Principio" cuya cultura considera superior a la del hombre de Occidente.
Y es ese mismo hombre blanco al que había maldecido en su Héliogabale ou l'anarchiste couronné.
Obra marcada tanto por una investigación rigurosa en extremo, como por la violencia lírica propia del poeta maldito.
Artaud presenta aquí una poetización de la historia del emperador romano Sextus Varius Avitus Bassiansus, apodado El-Gabal o Heliogábalo.
La crueldad de su manifiesto teatral se ve prefigurada en la postura anarquista que Artaud descubre en la sexualidad transgénero del emperador Heliogábalo y la reacción que lleva a su brutal asesinato: "la gratuidad de una vida dramática, la sangre, la poesía hecha realidad."
Evidentemente, los varios usos que daba Artaud al término crueldad deben ser examinados para comprender plenamente sus ideas.
La imaginación, para Artaud, es la realidad; sueños, pensamientos e ideas delirantes no son menos reales que lo de "fuera" del mundo.
[7] Así, relaciona ambas actividades, acentuando que el proceso de creación teatral es similar a la alquimia, por la destilación continua que el artista hace, hasta llegar a lo esencial: "una pureza absoluta y abstracta".
Estas obras, dotadas de gran valor por este mismo círculo, fueron buenas para el pasado, pero su maestría no se corresponde con la actualidad.
Se acusa a la multitud, cuando es esta élite la que pone distancia entre ellos y el arte a través de la idolatría de las obras del pasado, algo que defiende como característico del conformismo burgués.
El público percibe la verdad cuando se muestra, pero no es ya momento de buscarla en la escena, sino en la calle.
El inconsciente y su verdad pura, sin los condicionantes mentirosos de la razón, se imponen.
Admiró profundamente la actitud de los actores balineses, entregados a un teatro que pretende trascender la realidad, entrar en contacto con la vida interior, arrancar las máscaras para alcanzar el inconsciente.
Los personajes representaban estados metafísicos, la acción se presentaba en fragmentos simultáneos y múltiples; se eliminaba la comunicación verbal, reemplazándosela por sonidos y ademanes que, juntamente con varias configuraciones físicas, formaban imágenes jeroglíficas.
La banda inglesa Bauhaus incluye un tema llamado Antonin Artaud en su álbum del año 1983, «Burning from the inside».