La pasión de Juana de Arco

El director de cine danés Dreyer fue invitado a hacer una película en Francia por la Société Générale des Films y eligió hacer una película sobre Juana de Arco debido a su renovada popularidad en Francia.

Dreyer eligió a la actriz de teatro Falconetti como Juana en su único papel principal en el cine.

La interpretación de Falconetti y la devoción al papel durante la filmación se han hecho legendarios entre los estudiosos del cine.

Cuando es amenazada con ser quemada en la hoguera, finalmente se quiebra y permite que un clérigo guíe su mano firmando una confesión.

Mientras el carcelero le afeita la cabeza, ella se da cuenta de que ha sido desleal a Dios.

Conforme las llamas se alzan, las mujeres lloran y un hombre grita "habéis quemado a una santa".

[4]​ Sensacional narración basada principalmente en la fuerza visual de los consecutivos primerísimos planos que sirven para acentuar la capacidad dramática de los actores casi por completo revelada en sus rasgos faciales, con especial mención para una inolvidable Renée Falconetti, en cuya mirada, marcada por unos expresivos ojos, vamos desarrollando una fascinación sensitiva inigualable que solo puede ser apreciable en su esplendor en pantalla grande, espléndido uso del montaje y magistral utilización de la fotografía por parte de un operador que luego seguiría en Hollywood una carrera como director, Rudolph Maté.

Más tarde afirmó que la decisión final sobre la protagonista de la película fue decidido sacando cerillas.

Sin embargo, en el estreno de la película se consideró a Delteil como una fuente parcial.

Esta historía, que diez años antes sirviese para encumbrar a Cecil B. DeMille como gran director de Hollywood por su fastuosa recreación de hechos (grandes escenarios, gloriosas batallas,...), tuvo su versión antitética en el Dreyer.

[11]​ Aunque ella siempre prefirió el teatro al cine y dijo que nunca entendió la reacción positiva a su actuación en el film, la interpretación de Falconetti logró un estatus de icono en la historia del cine casi inmediatamente.

"[13]​ Dreyer le pidió hacer algunas pruebas de pantalla al día siguiente, pero sin ningún maquillaje.

Dreyer siempre vaciaría el plató cuando Falconetti necesitaba interpretar una escena importante o particularmente emocional, permitiéndola centrarse sin distracciones.

"[7]​ Más tarde en posproducción, Falconetti fue el único miembro del reparto que ció los copiones y la edición de la película.

[12]​ Según el crítico Roger Ebert: Los intérpretes que encarnaban a los curas fueron tonsurados.

Los decorados eran blancos y toda la película está rodada a base de primeros planos.

Rodada casi en su totalidad en interiores, la película pancromática con su gama de grises resaltaba las texturas dando a la imagen rugosidad y relieve.

Los diseñadores de producción Hermann Warm y Jean Hugo se inspiraron en miniaturas medievales para sus diseños, añadiendo ángulos no naturales y perspectivas para añadir el estado emocional de Juana.

[21]​ El enorme plató fue construido como una estructura completa, interconectada en lugar de locaciones separados.

Dreyer más tarde expresó, sin embargo, que la amplitud del plató fortaleció las habilidades de los actores y actrices para dar una interpretación convincente.

Permitir que esto se haga en Francia sería una escandalosa renuncia a la responsabilidad».

Dreyer fue capaz de realizar una nueva versión del montaje original usando tomas alternativas e inicialmente no usadas.

[1]​ Las latas se enviaron al Instituto Noruego de Cinematografía donde fueron almacenadas durante tres años hasta que finalmente las examinaron.

"[26]​ En 1929 The National Board of Review la consideró como una de las mejores películas extranjeras del año .

[9]​ Pauline Kael escribió que el retrato de Falconetti «podría ser la mejor interpretación rodada en una película».

[1]​[11]​ Roger Ebert alabó la película y dijo: «No puedes conocer la historia del cine mudo a menos que conozcas la cara de Renee Maria Falconetti».

[30]​ Algunos críticos han encontrado fallos en la película, y Paul Rotha la llamó "una de las más notables producciones jamás realizadas en la historia y el desarrollo del cine, pero no fue una exposición completa de auténticas propiedades fílmicas".

"[37]​ The Village Voice la colocó como la octava del siglo XX en una encuesta de críticos realizada en 2000.

[39]​[40]​ Su interpretación fue calificada la 26.ª en 100 Greatest Performances of All Time de Premiere Magazine',[41]​ el puesto más alto para una película muda.

[42]​ Fue compuesta por Leo Pouget y Victor Alix, quienes además de ser compositores para cine mudo, escribieron operetas; Pouget estaba al final de su carrera mientras que Alix fue considerado por Le Ménestrel como un compositor que se estaba estableciendo.

Fotograma de La pasión de Juana de Arco (1928), dirigido por Carl Theodor Dreyer. La imagen muestra a la actriz Maria Falconetti en el papel de Juana de Arco, con una expresión de angustia característica del estilo visual de la película. El uso de primeros planos y la iluminación enfatizan la intensidad emocional de la escena, una de las señas de identidad del film.