Se presenta todo en un marco de un mundo vacío y con objetos muy pesados que terminan dominando a los personajes.
Toca temas muy importantes, relacionados, por ejemplo, con cuán susceptible se encontraba la civilización después de un gran conflicto bélico como lo fue la Segunda Guerra Mundial.
El término «absurdo» proviene del uso de la misma palabra por los pensadores existencialistas como Albert Camus y Jean-Paul Sartre.
En la primera edición de su libro, Esslin presentó a los cuatro escritores que definieron el movimiento: Samuel Beckett, Arthur Adamov, Eugène Ionesco, y Jean Genet.
Entre los principales dramaturgos del teatro del absurdo se cuentan René Marques, Fritz Hochwälder, Alfred Jarry, Antonin Artaud, Virgilio Piñera, Eugène Ionesco, Samuel Beckett, Georges Schehadé, Jean Genet, Tom Stoppard, Arthur Adamov, Harold Pinter, Slawomir Mrozek, Mijail Volojov, Miguel Mihura, Fernando Arrabal y Arístides Vargas.
Para Esslin los principales dramaturgos del movimiento son Eugène Ionesco, Samuel Beckett, Jean Genet y Arthur Adamov, aun si cada uno de estos autores tiene preocupaciones y estilos muy personales que sobrepasan el término absurdo.
Sin embargo, entre los representantes de este movimiento que viven en Francia, pocos son franceses.
En cuanto a los personajes, ya no son caracteres: pierden su individualidad y se presentan como un conjunto.