Arabismo (lingüística)

Según Federico Corriente, se usan en el léxico español alrededor de 2 mil arabismos (sin contar topónimos).

A diferencia del español, en la escritura árabe, el artículo al- se escribe anexo al sustantivo, (por ejemplo, المُخَدَّة‎, almujadda), por lo que no es de extrañar que la mayoría de arabismos en el español se hayan tomado prestados integrando el artículo (almohada).

Son solares catorce de las veintiocho letras del alfabeto árabe: tāʾ (ﺕ), ṯāʾ (ﺙ), dāl (ﺩ), ḏāl (ﺫ), rāʾ (ﺭ), zāī (ﺯ), sīn (ﺱ), šīn (ﺵ), ṣād (ﺹ), ḍād (ﺽ), ṭāʾ (ﻁ), ẓāʾ (ﻅ), lām (ﻝ) y nūn (ﻥ).

Por consiguiente, este fenómeno fonético solo se aplica a los arabismos del español que empiezan por ace-, aci-, ad-, an-, añ-, ar-, at- y az- (aceite, adalid, ajedrez, ajonjolí, anafre, añil, arroz, atanor, azafrán) y algunas palabras que empiezan por aj- (ajedrez, ajonjolí).

Otros ejemplos son: No obstante, existen excepciones a esta norma, pues hay palabras que originalmente en árabe eran solares y por lo tanto no incluían la ele del artículo, pero que por corrupción del lenguaje la recuperaron al pasar al español: aldaba (ad-daba), aldea (ad-dea), aldebarán (ad-dabaran), altramuz (at-tarmús), entre otras.

En ese caso, las otras variantes suelen tener un geosinónimo equivalente pero de origen romance (trull / almàssera, clavegueró / albelló, userda / alfals; escorpí / alacrà, aglà / bellota, guix / algeps, préssec / albercoc, tàpera / caparra, etc.).

Según el filólogo Manuel Sanchis Guarner, el mozárabe sirvió de intermediario para introducir arabismos en el romance y viceversa.

Algunos arabismos en el portugués son almofada, açúcar, azeitona, arroz, aldeia, azeite, azul, alface, algodão, jarro, safra, alfarroba, etcétera.