Género gramatical en español

En las lenguas románicas se dice que el género tiene una refracción morfológica, una determinada forma en la palabra.

En esa misma línea, Leo Spitzer cree que el género femenino iría asociado a palabras con significado de continente, mientras que el masculino iría asociado a los contenidos.

En el mundo también existen algunas lenguas donde el género se asigna de manera consistente semánticamente, por ejemplo en tamil existen tres géneros: animado masculino, animado femenino e inanimado, que son semánticamente predecibles.

Desde un momento muy temprano se toma en cuenta que el masculino, por su parte, desempeña un mayor número de funciones y así tiene más extensión semántica y consecuentemente más indeterminación que el femenino.

Ambadiang que en algunas parejas del tipo caballo/yegua o yerno/nuera existiría una doble marca léxica y morfológica.

La idea del monema con significante cero es criticada por J. A. Martínez[7]​ pese a reconocer su utilidad metodológica.

Este autor indica acertadamente que podrían añadirse infinitos monemas con significado cero; por tanto, en coche (ejemplo de Alsina y Blecua) tendríamos las marcas de singular y masculino representadas por Ø, como también podrían estar representados todos los morfemas derivativos aplicables a esa palabra: cochera, cochazo, etc.

Es por ello que surgen a menudo formaciones irónicas ni concilios ni concilias (en Los pazos de Ulloa) o el famoso Melibeo soy en La Celestina que pretende mostrar el extremo amoroso de Calisto teniendo muy presente la parodia del amor cortés.

En Sudamérica se oye, por el mismo motivo, hipócrito, media dormida o pianisto.

ej., La principal arma de Indiana Jones es el látigo); además, si la y una no se encuentran inmediatamente antes de esas palabras, sino que hay otras en medio, vuelven obligatoriamente a su forma normal (p.

Tres siglos después, el feminismo sigue siendo una visión crítica que hace ver e irracionaliza.

Así, frente a argumentos en contra de la forma femenina química o música, porque confunde profesional con disciplina, la teoría feminista hace ver que nunca ha habido confusión entre el frutero y el vendedor de frutas.

[20]​ Sin embargo, la Real Academia Española no admite estas opciones por varios motivos:[19]​