El caso vocativo (griego clásico: κλητική πτῶσις; griego moderno: κλητική πτώση; latín: Vocativus; procede de las palabras latinas vocativus, de vocatus, “llamamiento”, “invocación”; abreviatura: “voc.”) es un caso gramatical que se emplea para identificar el nombre al que se dirige el hablante.
Entre las lenguas romances, el vocativo se conservó solo en el rumano, posiblemente debido a la influencia eslava.
En el pasado, cuando un barco se cruzaba con otro en alta mar de noche, o cuando alguien arribaba a una casa o alquería sin que se supiese si había alguien dentro, se solía expresar con una fórmula fática ad hoc que tenía la misma función que un vocativo: "¡Ah del barco!
En el árabe no existe el caso vocativo pero sí una partícula que sirve para marcar esta función, yā (يا), que se usaba en el español medieval; lo recoge, por ejemplo, el Cantar de Mio Cid en la frase "hya Mío Cid...".
Se ha especulado si el che valenciano tiene su origen en una evolución del vocativo árabe ye,[3] pero el hecho de que en la actualidad en la Comunidad Valenciana se usen tanto che como ye resta credibilidad a esta hipótesis.