[1] Con función lingüística se entiende la relación que se establece, por una parte, entre el destinado y el mensaje y que es originada por la intención del emisor al construir un enunciado orientándolo hacia cualquiera de los elementos del proceso u objetivos posibles.
[2] Por demás, esta triple división en realidad calca la estructura del signo lingüístico: significado, significante y referente (véase Triángulo semiótico).
Esta aparece en aquellos mensajes en los que predomina la subjetividad y, por lo tanto, el emisor expresa sus sentimientos, emociones, estados de ánimo, etc.
Está presente en aquellos mensajes en los que el emisor tiene como objetivo condicionar o alterar la conducta del receptor.
Abundan, puesto que su objetivo es llamar la atención por el uso especial del código, las figuras estilísticas.
Constituyen esta función todas las unidades que utilizamos para iniciar, mantener o finalizar la conversación.
Halliday plantea la discusión al respecto en su libro El lenguaje como semiótica social (1978) donde formula un nuevo punto de vista que integra el componente sociocultural como clave en la comprensión del lenguaje.
En su gramática postula diversas funciones del lenguaje: Estas tres metafunciones se proyectan en su objeto de estudio: el texto, que puede ser oral o escrito.