Los carros más modernos usados en la Guerra Civil habían sido los soviéticos T-26, los germanos Panzer I y diversas tanquetas italianas L3/35, ya anticuados para 1940.
A ello se sumaba la lista habitual de buques auxiliares como petroleros, transportes, aljibes, remolcadores, lanchas, patrulleras y pontones.
Este programa nunca se llegó a efectuar por su coste astronómico y por el devenir de los acontecimientos posteriores.
Asimismo se reconstruyeron aviones del bando nacional a partir de células y piezas excedentes, tales como 49 Fiar C.R.32 o 30 Bücker Bü 131.
Las demandas territoriales sostenidas como punto partida por ambas dictaduras para afrontar las negociaciones eran: Aun así, otros creen que si Hitler (o tal vez Mussolini) hubiera ejercido una firme presión sobre Franco, es de prever que tarde o temprano se habría conseguido la entrada de España en la guerra del lado del Eje.
Cabe indicar que Hitler consideraba que el «espacio vital» del Tercer Reich estaba en Europa Oriental y no en el Mediterráneo o el norte de África; esto impulsaba la expansión germana a costa de la Unión Soviética y por ello Hitler logró forzar exitosamente a países como Hungría, Eslovaquia o Rumania, para que se uniesen a la guerra en apoyo del Eje.
La política de los tres frentes es la posición estándar que tomó el gobierno español durante la Segunda Guerra Mundial.
La postura de Franco y su gobierno evolucionaría a lo largo del conflicto, siempre manteniéndose en una ambigua neutralidad cuando le era beneficioso para sus intereses.
Entre ellos se encontraba Andrés Soriano, fundador de Cervezas San Miguel, hombre más rico de Filipinas y que prestó ayuda al bando rebelde durante la Guerra Civil y héroe del Pacífico, fue además un amigo personal del general MacArthur.
En la isla de Saipán, el gobernador militar llegó a decir «La Iglesia Católica no debe ser algo bueno cuando Hitler en Europa la persigue tanto».
Muchas monjas estuvieron a punto de ser fusiladas, simplemente por encender un fuego para calentarse o por hablar entre ellas, pues los japoneses sospechaban que colaboraban con MacArthur.
Siete jesuitas desplazados a las islas Carolinas y Marianas fueron asesinados por las tropas niponas cuando se enteraron de que Saipán había caído.
No había riesgo, ya que la guerra estaba prácticamente acabada, y sería un buen método para quedar bien con los aliados tras la ayuda prestada al Eje.
Esto se puede comprobar en el tratamiento que dio la prensa y la agencia oficial de noticias Efe a la derrota alemana.
Los españoles tuvieron que esperar a la muerte de Franco en 1975 para ver las primeras imágenes del Holocausto.
Además, por aquellas fechas, era demasiado tarde para que los judíos húngaros pudiesen ser trasladados a España.
Pese a que el problema se planteó cuando el Gobierno comenzó a conocer la realidad del exterminio judío, Franco mantuvo inalterado su criterio de que estos ciudadanos españoles, por ser judíos, tampoco podían permanecer en su propio país.
Como señala Álvarez Chillida, «el éxito de esta campaña fue tan grande que sus secuelas han llegado hasta la actualidad.
El agente doble Juan Pujol García (nombre en clave GARBO), también trabajaron para la causa aliada Franco no mostró interés alguno en recibir en España a dichos combatientes como prisioneros de guerra, permitiendo a Hitler su encarcelación en campos de concentración.
Así pues unos 300 000 inmigrantes, residentes en el país, fueron reclutados por las diversas ramas de las fuerzas armadas, incluyendo la Marina Mercante.
[44] En Europa Oriental, la Unión Soviética recibió a ex líderes españoles comunistas y niños evacuados de familias republicanas.
Fueron, al menos, 700 españoles los que se alistaron voluntarios en el Ejército Rojo para combatir a los nazis y otros 700 actuaron como partisanos detrás de las líneas alemanas.
Los alemanes, que llevaban años ya preocupados con la posible conquista de las Canarias por los Aliados, prestaron asesoramiento para la defensa.
[cita requerida] Finalmente, y al ver que España solo suministraría materias primas a Alemania, los británicos decidieron cambiar la estrategia por un embargo de petróleo.
Un Savoia-Marchetti SM.82 italiano que intentaba atacar Gibraltar soltó por error tres bombas en la vecina localidad española de La Línea.
Al ser recibido con fuego antiaéreo por las baterías españolas, dejó caer nuevas bombas en la zona de Campamento.
Ese mismo día cazas estadounidenses en varias formaciones desafiaron a los militares españoles, sobrevolando agresivamente el aeródromo de Nador.
En las islas Canarias se produjeron también violaciones frecuentes del espacio aéreo español por parte de aviones aliados.
El Catalina logró llegar a Marruecos y se hundió tras realizar un amerizaje de emergencia en Agadir.
El comando acabó logrando sacar los buques capturados del puerto, pero estos alertaron a las fuerzas españolas allí destacadas.