Hitler no mostró un particular interés en la invasión, sobre la que tal vez Raeder le advirtió de sus grandes dificultades.
En ese memorándum se reflejaba ya la imposibilidad de conseguir una sorpresa en la operación, así como sus numerosos peligros.
La directiva concebía la operación como un cruce a gran escala de un río, no considerando otra opción que el cruce del Canal por el punto más estrecho del mismo.
El plan volvía al planteamiento original de «operación por sorpresa» ya enunciado en «Norte-Oeste».
Para esta operación se dispuso que el mando alemán tendría sus cuarteles generales en la zona de Schloss Ziegenberg.
La primera la compondrían seis divisiones, divididas en dos grupos (unos 90 100 hombres), previéndose el refuerzo de siete divisiones más en las siguientes oleadas, totalizando 260 400 hombres, 61 983 caballos y 34 200 vehículos (incluyendo tanques, artillería y baterías antiaéreas ligeras de la Luftwaffe).
En ese primer enfoque se hablaba de una primera oleada consistente en trece divisiones.
[5] Tal ambicioso planteamiento originó desde el principio una fuerte oposición por parte de la Kriegsmarine.
[7] En conclusión, para Hitler la invasión debía ser acometida «únicamente si otros medios no bastaban para someter a Gran Bretaña».
[13] Raeder pensaba que sería imposible para Alemania intentar una invasión hasta la primavera de 1941[14]; en cambio pidió que se invadiera Malta británica y el Canal de Suez para que las fuerzas alemanas pudieran unirse con las fuerzas japonesas en el Océano Índico para provocar el colapso del Imperio Británico en el Lejano Oriente e impedir que los estadounidenses pudieran utilizar bases británicas si Estados Unidos entraba en la guerra.
[16] En su historia de la Segunda Guerra Mundial, Churchill afirmó: "Si los alemanes hubieran tenido en 1940 fuerzas anfibias bien entrenadas [y equipadas], su misión habría sido una esperanza perdida frente a nuestro poderío marítimo y aéreo.
[18] Aunque la Operación León Marino nunca se intentó, ha habido mucha especulación sobre su resultado hipotético.
[19] Len Deighton y algunos otros escritores han llamado a los planes anfibios alemanes un "Dunkerque al revés".
[23] El historiador oficial alemán de guerra naval, el vicealmirante Kurt Assmann, escribió en 1958: "Si la Fuerza Aérea alemana hubiera derrotado a la Fuerza Aérea Real Británica tan decisivamente como había derrotado a la Fuerza Aérea Francesa unos meses antes, estoy seguro de que Hitler habría dado la orden de que se lanzara la invasión, y la invasión con toda probabilidad habría sido aplastada".
Sin embargo, Forczyk no acepta que necesariamente se hubieran rendido, señalando la decidida resistencia de las fuerzas alemanas rodeadas en Stalingrado y Demyansk.
En siete días, se esperaba que la capacidad máxima aumentara a 600 toneladas por día, una vez que los equipos de tierra alemanes hubieran reparado los muelles y despejado el puerto de cualquier barco bloqueador y otros obstáculos.
[33] Al menos 20 espías fueron enviados a Gran Bretaña en barco o en paracaídas para reunir información sobre las defensas costeras británicas bajo el nombre clave "Operación Lena"; muchos de los agentes hablaban un inglés limitado.
[38] En la primavera de 1941, León Marino parece ser un gigantesco farol destinado a distraer al mundo del ataque contra la URSS; así, el 24 de abril Von Brauchitsch emite órdenes para la operación Haifisch (Tiburón).
Los enfrentamientos navales fueron indecisos en esta etapa ya que la Royal Navy todavía estaba reuniendo su principal flota de destructores para atacar.
Los alemanes lograron avanzar unos veinte kilómetros tierra adentro e incluso capturaron los puertos de Folkestone y Newhaven, pero los muelles de Folkestone habían sido completamente destruido por los británicos, dejándolos más o menos inutilizables.
Una creciente escasez de municiones los estaba obligando lentamente a retroceder hacia el mar.
Cuando finalmente se dieron las órdenes en la tarde del 23 de septiembre, solo se dieron para las flotas que navegaban desde Calais y Dunkerque hacia las playas de Kent; no habría apoyo de seguimiento desde Le Havre a las fuerzas en tierra en Sussex ya que no había suficiente cobertura aérea y defensa naval.
Las divisiones alemanas en tierra sólo tenían munición suficiente para dos a siete días más de combate.
Otros ataques aéreos y marítimos británicos interrumpieron la evacuación alemana durante los cuatro días siguientes.
Las tropas alemanas que quedaban en Inglaterra finalmente se rindieron el 28 de septiembre.
33.000 fueron hechos prisioneros, 26.000 murieron en los combates y 15.000 se ahogaron en el Canal de la Mancha.
Los seis árbitros del juego de guerra consideraron que la invasión fue un rotundo fracaso.
En el videojuego Empire Earth, la operación León Marino es la última batalla de la campaña alemana, dando a conocer que la VIII Flota atacaría a los alemanes en Inglaterra, pero los alemanes terminarían por hundir los barcos estadounidenses y evitando que la Real familia británica huyera a Canadá, asegurando el dominio sobre Inglaterra.