[28] Influido por el geopolítico Karl Haushofer, Adolf Hitler intentaba convertir las tierras de la Unión Soviética en colonias alemanas a las que denominaría «Germania».
Tardíamente, y tal como se ha creído durante décadas, los invasores comprenderían que aparentemente las reservas enemigas eran «inagotables».
Como los rusos comienzan a retroceder, el Führer ordena conquistar la ciudad, lo cual divide las fuerzas alemanas de la Operación Fall Blau.
De esta forma queda abierto para las fuerzas del Eje el camino a Stalingrado; pero antes los germanos tendrán que acabar con los reductos soviéticos en la zona: tardarán unos once días.
Algunas divisiones no podrán llegar, debido a una inesperada contraofensiva soviética de grandes proporciones, y en algunas semanas serán derrotadas.
Los soviéticos emplean las alcantarillas y canales subterráneos que van a dar al Volga, donde recibirán refuerzos.
Los refuerzos soviéticos cruzaron el Volga desde la costa este bajo bombardeos constantes y fuego de artillería.
Las tropas alemanas fracasan en su objetivo de conquistar la ciudad, pero ingresan a los suburbios y empujan al Ejército Rojo hacia la orilla occidental del Volga.
[62] En este campo de batalla, los alemanes estaban bajo constante tensión, ya que, el soldado soviético se había convertido en un maestro del camuflaje y las emboscadas eran comunes.
Sin embargo, no era una limitación para los bombarderos soviéticos, que pasaban sobre la ciudad arrojando pequeñas bombas de 400 kilogramos.
Finalmente, el 6.º Ejército solicitó a la Luftwaffe que mantuviera la presión sobre la aviación soviética durante la noche, porque «las tropas no tienen descanso».
Los soviéticos aún controlaban la mitad del centro, la colina y el barrio industrial al norte, donde la planta siderúrgica Octubre Rojo, tenía su propio embarcadero.
Mientras tanto, el Ejército Rojo volvía a atacar los flancos norte y sur para aliviar la presión sobre Stalingrado, con pocos resultados.
A las 07:20 horas, el Ejército Rojo inicia la tan esperada contraofensiva, lanzan un bombardeo artillero con unas 3500 piezas sin descanso sobre las líneas enemigas más débiles entre Serafimóvich y Klestkaya, las cuales constaban de tropas rumanas con escaso material antitanque.
Los combates en la misma ciudad de Stalingrado no se detuvieron durante varios días una vez comenzado el ataque soviético.
Los Stukas acudieron a dar apoyo a las unidades del Eje, pero el avance soviético era por entonces imparable.Si bien el ataque del sur fue, por muchos factores, más débil, funcionó, y las columnas de la trampa avanzaron sin grandes reveses, salvo contraataques aislados que apenas produjeron momentáneas detenciones.
Tal proyecto aún podía ejecutarse ya que había brechas importantes que aún no estaban cerradas, pero Hitler se negó a aceptar semejante solución, y exigió a Paulus y sus hombres mantenerse en la ciudad conquistada mediante una contraorden directa, retirando las vanguardias enviadas en dirección sudoeste para tratar de superar el cerco.
Apenas dejó su posición, le cayó encima el 62.º Ejército soviético y muchos de sus batallones fueron aniquilados sin contemplaciones; no hubo prisioneros.
Esto causaba que los vuelos nunca fueran realmente permanentes (como debía corresponder a un eficaz puente aéreo) sino que por causa del mal clima durante varios días los aviones no podían despegar de sus bases, o simplemente despegaban, pero no podían aterrizar en Stalingrado.
Si dicho ultimátum no se aceptaba, los soviéticos lanzarían una ofensiva final contra el Kessel al día siguiente.
La Operación Anillo comenzó con los disparos de unos 7000 cañones, morteros y lanzacohetes Katyusha que durante 55 minutos baten las trincheras alemanas.
La ofensiva se centra en tomar el aeródromo de Pitomnik, en donde aterrizan los Ju 52 que traen suministros a los sitiados y llevándose sus heridos.
Perdidos los aeródromos, la Luftwaffe, en un intento desesperado por llevar suministros a lo que quedaba del 6.º Ejército, lanzaba municiones y provisiones en paracaídas, pero estas frecuentemente caían en territorio defendido por los soviéticos.
La bandera de la cruz gamada aún ondea en Stalingrado..." Hitler haría lo mismo en un discurso augurando la "victoria final".
Se reunirán en el cautiverio con los 16 800 que ya fueron apresados durante la batalla; unos 42 000 tuvieron más suerte y pudieron ser evacuados como heridos con anterioridad.
[84] Pasado mañana un informe del OKW dirá que los alemanes consiguieron ocupar en la ciudad a 107 divisiones y 13 regimientos de carros soviéticos, por lo cual el sacrificio germano no habría sido en vano.
Además, el comandante de la Luftwaffe, Hermann Göring, cayó en desgracia ante Hitler, perdiendo crédito entre la élite del régimen nazi, así como prestigio entre los militares, al no poder cumplir la orden de abastecer por aire a las fuerzas alemanas cercadas, como había prometido.
En cuanto al Führer, la rendición de Paulus en Stalingrado y la gran brecha abierta en el Frente del Este causarán en Adolf Hitler una aguda crisis depresiva.
Muestra a un grupo de soldados con fusiles apuntando hacia adelante y bayonetas plantadas bajo una bandera ondeando.
La moneda con la inscripción «СТАЛИНГРАД» (Stalingrado) muestra soldados atacantes y un pesado tanque rodante frente a las ruinas de las casas.