Organización militar del virreinato del Río de la Plata
En las plazas militares importantes existieron otras autoridades como el teniente del rey creado en Buenos Aires en 1714 como segundo del gobernador (desapareció luego) y el sargento mayor de la plaza, quienes cumplían funciones subordinados a los comandantes y gobernadores.Otros eran reclutados como castigo a manera de deportación, aplicándose el mismo sistema para los criollos sin ocupación conocida.Los soldados veteranos eran profesionales que recibían un salario denominado prest, se acuartelaban de forma permanente y tenían dedicación exclusiva al ejército.Las cuales se fusionaron en 1743 con las 4 compañías con 184 hombres que formaban la tropa veterana de Buenos Aires.En 1766 llegaron a Buenos Aires 3 compañías del Batallón de Santa Fe, creado originalmente para la Nueva Granada.Junto al Burgos llegaron 347 vagos reclutados para engrosar los regimientos fijos de Buenos Aires.Dado que podían combatir montados o a pie, sus armas eran la carabina, la bayoneta, la espada y la pistola.[10] Cada compañía tenía un capitán, un teniente, un alférez, un capellán, 4 sargentos, un tambor, 8 cabos, 2 baqueanos y 85 soldados.Dependían del Real Cuerpo de Artillería compañías milicianas que secundaban a los veteranos.En 1796 fue organizada la artillería volante o de a caballo (aunque era preferida la mula como transporte).En 1768 el rey promulgó la Ordenanza General del Ejército que reorganizó al Real Cuerpo de Ingenieros como un arma separada.El apostadero principal de la flota y sede del comandante se situaba en Montevideo.La Junta de Apostadero tenía como presidente al comandante general, con 4 vocales, un asesor y un secretario.Las milicias llegaron a estar distribuidas por todo el virreinato; al principio se formaron para contener los ataques indígenas en áreas de frontera.[28] Compañías de milicias fueron establecidas en Magdalena, Matanza, Areco, Cañada Honda, Arrecifes y Pergamino.El reglamento organizaba a todos los habitantes en compañías milicianas integradas en batallones y regimientos provinciales.Las cuerpos milicianos alcanzados por el reglamento pasaron a tener fueros militares e incluían algunos instructores veteranos en sus filas.Fueron disciplinadas por el reglamento algunas unidades del Alto Perú, las cuales no tenían instructores veteranos por lo que eran consideradas milicias provinciales, aunque gozaban de fuero militar como las regladas.Con los blancos que no fuesen españoles se crearon compañías y escuadras denominadas de Urbanos del Comercio.No fueron disciplinadas las dos compañías de naturales de artillería existentes en Montevideo: El reglamento otorgaba al virrey la potestad para crear nuevos cuerpos reglados o modificar los existentes, dando cuenta al rey para su aprobación.La fuerza comandada por el coronel Ignacio Flores, nombrado presidente de Charcas, estaba constituida por 154 infantes y 36 dragones veteranos.[62] Reunió allí una fuerza de 600 milicianos —incluyendo presos— al mando del coronel Allende, con la que partió hacia Buenos Aires.La 2.ª Compañía: capitán Salvador Alberdi, teniente Juan Benancio Laguna, alférez Máximo Molina, 3 sargentos, 4 cabos, 4 carabineros y 89 soldados.La 3.ª Compañía: capitán Manuel Padilla, teniente Javier Eugenio Ojeda, alférez Diego Ruiz Huidobro, 3 sargentos, 4 cabos, 4 carabineros y 89 soldados.La 2.ª Compañía fue alistada en Loreto (actual provincia de Santiago del Estero): capitán Salvador Alberdi, teniente Juan Benancio Laguna, alférez Máximo Molina, 3 sargentos, 4 cabos, 4 carabineros y 89 soldados.Nieto tenía facultad para incorporar milicias en las ciudades del interior, pero solo en Salta se sumaron algunos milicianos.Cuando el Reino Unido entró en alianza con España, Ruiz Huidobro y otros oficiales (Orduña, Arze, Viana, Quintana, Marcos Balcarce, Elorza, Caravaca, Carbajo, Lasala) fueron retornados a Montevideo en la fragata Prueba.Unos 30 oficiales retornaron al Río de la Plata en la fragata La Estrella y otro barco, mientras que los soldados quedaron en España.La tierra del foso era utilizada en los parapetos que rodeaban el fortín en su interior, por sobre la cual se clavaban palos a pique.En el interior del fortín se hallaban los ranchos de alojamiento, depósitos y corrales para las caballadas.