A principios de julio los dos ejércitos se dan la mano en el valle del Bierzo.
Bessières, que tiene al corriente al emperador de la agrupación de contingentes españoles, no aparta los ojos del prioritario tramo Burgos-Valladolid, y recibe refuerzos.
Los ejércitos de Galicia y Castilla marchan sobre Valladolid.
Bessières decidió atacar por el medio, envolver y aplastar a los gallegos primero y después a los castellanos de Cuesta que, al comienzo de la batalla, habían sido contenidos.
La operación fue un éxito francés: Blake perdió cerca de 3000 hombres y toda su artillería, mientras que los franceses sufrieron menos de 500 bajas y aseguraron el camino a Madrid para José I que se había detenido en Burgos.