Los portugueses fueron sorprendidos por la división de dragones del general Trelliard que los atacó; los portugueses no se enfrentaron a ellos y huyeron tan precipitadamente que abandonaron tres cañones en su fuga.
Mientras tanto José Bonaparte, rey de España, que sopesaba cual era la mejor postura a mantener, decidió finalmente retirarse en dirección sur, hacia sierra Morena.
[1] Durante este tiempo, los franceses se retiraron hacia Boadilla del Monte, donde fueron sorprendidos por el rey José en persona.
Once escuadrones, un batallón y seis cañones; 1975 hombres Hacia el final de la tarde, la división Trelliard reapareció en la carretera de Boadilla del Monte y se desplegó frente a Majadahonda.
[3] Su regreso sorprendió a D'Urban que desplegó apresuradamente sus escuadrones mientras que cuatro cañones ingleses bajo el mando de MacDonald se pusieron en batería protegidos por los portugueses y un pelotón de dragones pesados mandados por el teniente Kuhls.
[3] El general D'Urban consiguió escapar pero los tenientes-coroneles Barbacena y Tuxeira fueron hechos prisioneros.
[3] El capitán Dyneley, que mandaba la artillería en aquel momento, fue hecho prisionero por un oficial italiano.
Explotando su éxito, la división Trelliard persiguió al enemigo hasta Las Rozas de Madrid.
Trelliard acometió entonces con sus reservas, dos escuadrones frente a los británicos, que no tenían más.
[11] Los anglo-portugueses, por su parte, contaban con 53 muertos, 98 heridos y 45 prisioneros, que hace un total de 196 bajas.
Según fuentes del historiador Mané, el general en jefe británico no estaba menos descontento de este revés, que perdió los tres únicos cañones de toda su carrera, lo que le incitó a decir a propósito del combate: «Maldito suceso».