Primera batalla de Valencia

La crisis europea de finales del siglo XVIII ha generado una masa desempleada que en Valencia ya se demostró incontrolable en los disturbios por el reclutamiento de 1801.

Con el ejército español desplegado en las costas frente al enemigo británico y los teóricos aliados franceses rodeando la capital, el joven rey Fernando VII no tiene más salida que ir a Bayona a negociar.

Las sublevaciones se suceden por toda España y el mando francés envía desde Madrid el 23 de mayo al general Dupont hacia Andalucía y el 4 de junio al mariscal Moncey hacia Valencia.

Las unidades españolas que debían habérsele unido en Cuenca no aparecen, y hay noticias de que se han unido a los rebeldes.

Ante la amenaza la Junta de Valencia envía al coronel Pedro Adorno del regimiento Saboya como general en funciones que el 15 de junio llega a Requena tomando posiciones en las Hoces del Cabriel a 100 km al oeste de Valencia bloqueando con sus 4000 reclutas el camino secundario de Madrid a la ciudad por Cuenca.

El 21 de junio llega a las Hoces del Cabriel: evita a la fuerza principal de Adorno en el puente de Vadocañas y en el Combate del puente del Pajazo aplasta a los defensores.

Nacido en Bélgica como Philippe-Aguste de Saint-Marq, sirve a la Corona española desde los catorce años.

El pueblo de Valencia prefiere la muerte en su defensa a todo acomodamiento.

Así lo ha hecho entender la Junta y ésta lo traslada a V.E.

A las cinco de la tarde las fuerzas francesas simulan atacar los mismos puntos, cuando desde el sur cayó un repentino diluvio artillero sobre la puerta de San Vicente —en la actual plaza de San Agustín— y la brigada Brun con los húsares de Whatiers atacaron: el coronel Bruno Barrera con soldados del regimiento Saboya y milicianos valencianos consiguieron rechazar el ataque.

Moncey no puede arriesgarse a ser aplastado contra las murallas de la ciudad y al amanecer inicia la retirada a toda velocidad hacia el sur.

El Camino Real principal que une Valencia con Madrid está pavimentado desde 1761, y discurre desde Valencia cruzando el río Júcar por Alcira de camino hacia Játiva y el puerto de Almansa antes de marchar hacia Albacete y Madrid.

Mientras tanto el 14 de agosto de 1808 la división valenciana del general Saint March atraviesa el cerco de Zaragoza uniéndose a Palafox, que esa misma tarde contraataca: las fuerzas francesas del general Verdier levantan esa misma noche el cerco y se retiran al amparo de la oscuridad.

Los profesores y alumnos de la Universidad del Batallón Universitario son internados como prisioneros en Francia, mientras el catedrático de Botánica y director del Jardín Botánico Vicente Alfonso Lorente es condenado a muerte intercediendo por él el botánico francés Léon Dufour que le salva la vida.

A nivel arquitectónico replanta los árboles del paseo de la Alameda arrancados durante el asedio y proyecta los jardines del Parterre, aunque los construyó después de la guerra el capitán general Elio.

En los alrededores de la ciudad guerrilleros como el saguntino José Romeu y Parras —el llamado “héroe Romeu”— o Asensio Nebot “El Fraile” acosan a las fuerzas francesas.

Vicent Doménech “El Palleter”, en la estatua erigida en los jardines de Guillem de Castro junto a las Torres de Quart.
La muralla de la ciudad de Valencia, en su tramo superviviente junto a las Torres de Quart
Las Torres de Quart: aún muestran los impactos de los proyectiles, tanto de cañón como de mosquete, respetados en la reciente restauración
La ciudad de Valencia vista desde el convento de San Pío V