Batalla de Épila (1808)

Pues la crudeza de las torturas y represalias a los cautivos de ambos bandos tanto civiles por la parte española, en su mayoría, como militar en la francesa, hizo temible su crudeza como guerra limando la psique del poderoso ejército francés.

Conociendo como encabezado este dato del tipo de conflicto que en España se practicó.

Donde la familia real abdico en favor del hermano de Napoleón Don José Bonaparte.

Hace que se mantenga fiel al gobierno central de Madrid.

Una vez arrestado Guillelmi se necesita para liderar este alzamiento una figura que dignifique esta causa y agrupe bajo su mando a distintos estratos de la sociedad que se amotinan contra los franceses.

Sucede la búsqueda en la Alfranca del general Palafox que se encuentra escondido.

La primera gran batalla que estos refuerzos llevaron en tierras españolas fue en Tudela donde inflingierón una arrolladora y descomunal victoria contra las tropas de regulares, paisanos y militares que intentaron frenar su entrada.

Porque este mando carta a Palafox advirtiendo de los sucedido en el pueblo y que este no tiene armas ni munición para detener un posible ataque.Con el paso del tiempo desde las comandancias de Palafox se ve difícil la contienda y se preparan para un sitio a la ciudad por el inquebrantable y victorioso paso que las tropas francesas hacen por el valle del Ebro.

La enérgica y magnánima respuesta a esta reunión por parte del General Palafox le catapulto al olimpo de los héroes, pese a su pésima estrategia y mando militar, pues a los que se quejaban y postulaban la inferioridad española contra los franceses les dio la oportunidad sin castigo ni deshonra de abandonar la contienda sin ninguna represión o acción contra ellos de ningún paisano que lucha por su libertad.

Pese a todo, esta magnífica red de mentiras, lanzadas por los franceses no quedarían del todo acalladas y crearían dudas al propio plafox de sus subordinados no estarían en verdad favoreciendo al enemigo.

Lefebvre no era ajeno a los movimientos de Palafox pues estaba asediando Zaragoza con la artillería y caballería.

Asalto por otra parte sin orden y desbarajustado que por una orden mal entendida o la sorpresa de encontrarse con fuego de cañón llevó incluso a cabalgar solo contra la artillería al coronel polaco.

El propio Palafox atónito por la fuerza militar Francesa con la que estaban despachando a la defensa de la villa.