Prudencio Murguiondo

Desde allí lo trasladó vía Las Conchas y San Fernando de la Buena Vista, hasta el confinamiento en la Convalecencia de los Betlemitas, en Buenos Aires.

Pero, no obstante los intentos revolucionarios del grupo, la ciudad de Montevideo permaneció en manos realistas, especialmente después de que la flota bajo el mando del capitán José María Salazar se trasladara de Buenos Aires a Montevideo.

Cayeron en la trampa, quedando inmediatamente bajo arresto al igual que sus soldados, quienes resultaron fácilmente sometidos.

Fue enviado preso a Cádiz, donde pasó casi dos años prisionero.

Se dedicó a negocios comerciales y fue funcionario del Cabildo de la ciudad.

En 1822 fue uno de los llamados Caballeros Orientales, grupo integrado por conspiradores que confiaban en lograr la reincorporación de la Banda Oriental a la Argentina por medios pacíficos, y que luego llamaron en su auxilio a varios gobernadores argentinos, sin ningún éxito.

Cuando estalló la Guerra del Brasil parece haber estado muy enfermo, por lo que no tomó posición en ese enfrentamiento.