Milicias creadas en Buenos Aires durante las Invasiones Inglesas

Cuando el 2 de enero de 1806 el virrey Rafael de Sobremonte conoció que una flota británica se hallaba en las costas del Brasil, convocó a las milicias regladas y trasladó a Montevideo a las escasas fuerzas veteranas de Buenos Aires, creyendo que esa plaza amurallada sería el blanco del ataque.

Pero los británicos desembarcaron en Quilmes y se dirigieron a Buenos Aires, dispersando a los milicianos, por lo que el cabildo se rindió antes de que los invasores ingresaran en la ciudad, mientras el virrey se dirigió a Córdoba para reclutar tropas siguiendo un plan de acción aprobado por el rey.

Pueyrredón asistía a los milicianos con sus propios recursos y con los suministrados por el asturiano Diego Álvarez Barragaña, cubriendo los jornales de 4 y medio reales con que se los compensaba por el trabajo perdido.

Este grupo de voluntarios, los Voluntarios de Pueyrredón, tuvo una destacada actuación, principalmente en el ataque a la Plaza Mayor y fue el primer escuadrón en organizarse al finalizar la reconquista.

Aunque el virrey inicialmente se opuso, el 18 de agosto de 1806 decretó nombrar a Liniers para ese cargo militar, y al regente de la Real Audiencia, Lucas Muñoz y Cubero, para el despacho político urgente.

Como los oficiales de los cuerpos reglados tenían despachos otorgados por el rey, si se reconstituían esos cuerpos, debían continuar ocupando sus puestos de mando.

Ante las graves circunstancias que se le presentaban, tomó la decisión de no aferrarse a los mandos, estructuras y reglamentos decididos por la autoridad del rey, todo lo cual fue luego avalado por el virrey Sobremonte.

A los voluntarios españoles se los distribuyó en cuerpos según sus regiones de origen.

Las cuerpos milicianos alcanzados por el reglamento pasaron a tener fueros militares e incluían algunos instructores veteranos en sus filas.

Con los blancos que no eran españoles en 1805 se formó un batallón con 6 compañías denominadas de Urbanos del Comercio.

Además de que soldados veteranos fueron ocupados en adiestrar a los milicianos sin su anuencia.

Los cuerpos fueron armados y uniformados a costas de sus jefes.

A los Infernales de Núñez se les encomendó como primera misión el traslado de los prisioneros británicos de la Reconquista al interior del virreinato, entre ellos Beresford, quien dijo a Núñez: Lo felicito, Coronel: tienen ustedes la mejor caballería del mundo.

Cuando los británicos desembarcaron en la Ensenada de Barragán en 1807 la 3.º Compañía al mando del capitán Vicente Lima y los tenientes Alejandro Lima e Hilario Ramallo (con 50 hombres) fue enviada a recoger ganado a Magdalena en previsión de un asedio a la ciudad de Buenos Aires, encontrándose con la vanguardia británica.

Esto hizo que el avance británico hacia Quilmes se detuviera.

Los húsares continuaron hostilizando a la columna británica, siendo la primera unidad criolla de las creadas por Liniers en Buenos Aires en entrar en combate.

No tenían una función de combate, ya que solo contaban con lanzas y unas pocas pistolas.

A la convocatoria acudieron personas cuyos oficios eran jornaleros, artesanos y menesterales pobres.

Su jefe era el teniente coronel (hasta entonces civil) Cornelio Saavedra, a su vez comandante del 1.º Batallón, siendo los otros dos comandantes el teniente coronel Esteban Romero (2.º Batallón) y el teniente coronel José Domingo Urien (3.º Batallón).

Cada compañía contaba de un capitán, un teniente, un subteniente, tres sargentos, ocho cabos, un tambor y 46 soldados.

Suplantado a su muerte en 1807 por el teniente coronel Francisco Ortiz de Ocampo.

Fue organizado y uniformado por el Cabildo de Buenos Aires, que pagaba sus sueldos.

Posteriormente sus compañías tuvieron 65 plazas, incluyendo a los suboficiales, totalizando 455 hombres.

Entre las fuerzas destacadas a la Banda Oriental al mando de Liniers fueron unos 500 patricios.

Al ser derrotada la vanguardia al mando del coronel Pedro de Arze, y caer Montevideo el 3 de febrero Liniers regresó a Buenos Aires dejando a Prudencio Murguiondo al frente de las fuerzas que poco después regresaron a Buenos Aires.

Ante esa situación, el teniente coronel Cornelio Saavedra con la 8ª Compañía del 1.º Batallón de Patricios permaneció en Colonia del Sacramento hasta lograr evacuar la artillería, armas y municiones.

Estaba conformado por 2 batallones de 10 compañías con 80 plazas cada una al mando del teniente coronel Prudencio Murguiondo.

Junto con los dos regimientos, también fue destinado a Montevideo el 1.º Escuadrón de Húsares.

Artículo 4°: Un escuadrón de Húsares, con 150 plazas en tres compañías, un Comandante, un Mayor, un Ayudante y un Portaguión.

Artículo 6°: Del Cuerpo del Comercio se formarán dos o más batallones, si fuese posible, con igual fuerza que la de los cinco primeros, pero como estos batallones se han de componer de sujetos que necesitan atener a sus particulares negocios e intereses, no deberán hacer servicio sino cuando lo exigiesen las circunstancias, pero sí estar alistados y regimentados como queda dicho, para cuyo efecto diputará el mismo comercio dos de sus individuos que lo verifiquen y acuerden con el General que comisionó, a fin de que, luego que estuviesen en disposición de ello, puedan ser revistados por mí como los demás batallones, y señalarles su armamento correspondiente para los casos en que fuesen necesarios.

Húsares de Pueyrredón.
Cazadores de la Reina.
Soldado de Patricios (1807).
Oficial de Patricios (1807).
Oficial de Arribeños.
Uniforme del Tercio de Andaluces.
Oficial de Miñones.
Compañía de Castellanos Viejos, Tercio de Vizcaínos.
Soldado patricio.