Valle de los Caídos

[33]​ En el imaginario franquista «la sangre vertida por los caídos en la guerra era la siembra cuya cosecha se recogía con la Nueva España de la Victoria».[35]​ En efecto, como ha destacado Zira Box, «la dictadura española no escatimó esfuerzos en otorgar un puesto de honor a quienes habían caído por ella».[41]​ Como ha destacado, Zira Box, «si hubo un caído por excelencia dentro del Nuevo Estado franquista, ese fue sin duda José Antonio».[33]​ Según Borja de Riquer, «no hubo interés por integrar políticamente a los vencidos, ni por buscar una reconciliación, sólo se les quería destruir o someter».«Son tantos los daños ocasionados a la Patria, tan graves los estragos causados en la familias y en la moral, tantas las víctimas que demandan justicia, que ningún español honrado, ningún ser consciente puede apartarse de estos penosos deberes», añadió.A continuación se explosionó la primera carga de dinamita, tras lo cual el propio Franco explicó la grandiosidad del proyecto que tenía en mente.Justo a su lado estaban su esposa, Rafael Sánchez Mazas, Ramón Serrano Suñer y el arquitecto Pedro Muguruza.Así se construyó un nuevo monasterio casi adosado al risco sobre el que se levantaba la cruz, «de tal modo que los monjes podrán acceder a la basílica sin necesidad de exponerse a la intemperie, por una galería interior excavada en la roca y con techo abovedado, y tomando luego el ascensor».Hubo catorce muertos y muchos más heridos por accidentes, sin contar con los que acabaron padeciendo silicosis.Según contó a Daniel Sueiro en 1976, «raro era el día en que no había uno de estos accidentes [graves].[122]​ Preguntado sobre los casos de silicosis el doctor Lausín le respondió a Sueiro que hubo «bastantes».En los tiempos actuales, sin duda también alguien murmuró contra lo que haya costado este nuevo y grandioso monumento.Sin embargo, si pensasen solamente que está destinado a dar honra, preces y sepultura a nuestros caídos por Dios y por España, el monumento ha costado menos de lo que hubiera representado el dedicar mil pesetas por caído para una modesta sepultura».Me parece bien, pues hubo muchos en el bando rojo que lucharon porque creían cumplir con la República, y otros, por haber sido movilizados forzosamente.En la carta Franco afirma que «la grandiosa basílica del Valle de los Caídos» fue «levantada para acoger a los héroes y mártires de nuestra Cruzada» y habla del «lugar preferente» que le corresponde a José Antonio «entre nuestros gloriosos caídos».Sin esa prórroga no habría podido llevarse ningún cadáver al Valle y de ahí la necesidad del decreto.«Ni una sola mención, como se ve —como tampoco la había en el decreto de creación del monumento—, a los españoles fallecidos en opuestas trincheras», concluye Daniel Sueiro.Todos ellos desfilaron junto a excombatientes franquistas para homenajear al único correligionario que había salido victorioso de aquella contienda.Franco no consideró conveniente acudir pero envió un mensaje de bienvenida y felicitación a través del general Pablo Martín Alonso.Por su parte Ramón Andrada Pfeiffer, arquitecto conservador del Valle, afirmó: «Esa era una cosa que nosotros sabíamos de siempre.En 2006 el informe elaborado por el laborista maltés Leo Brincat (al que algunos medios han citado como Informe Brincat),[172]​ y aprobado por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, condenaba lo sucedido en materia de derechos humanos en España durante la dictadura franquista.Una carretera va ascendiendo paulatinamente por zonas que se repoblaron en su día principalmente con pinos, así como con cipreses, abetos, piceas, enebros, olmos, chopos, castaños, etc.Sobre ellos había una canción popular que decía (Los cantos de Juanelo ya van andando, llegarán a Toledo, sabe Dios cuando).Presentan las alas levantadas y apoyan sus brazos, echados hacia delante, en la empuñadura de la espada hincada en los plintos.La nave está a un nivel más bajo para realzar el presbiterio y romper la monotonía de un espacio tan largo.Está dividida en cuatro tramos, marcados por series de grandes arcos fajones, cruzados en la bóveda para formar casetones.En la parte central del crucero varían las normas decorativas adoptadas en la nave y espacios que la preceden; no obstante, se logra la afinidad con estos por su misma disparidad.La típica «mandorla o almendra mística» del arte románico que le rodea está conformada por alas de serafines y querubines.La «Vera Cruz» está siendo ensalzada sobre el Monte Calvario, donde se descubren las de los dos ladrones que fueron crucificados a sus dos lados.En la propia montaña, por otro lado, existe una vieira, venera o concha de Santiago, en alusión al nombre del artista, y una inscripción referente a su elaboración por él.
Panorámica, donde se aprecia el monumento y su entorno.
Uno de los dos escudos de los Reyes Católicos modificado por la inclusión de las columnas de Hércules , al igual que en el escudo franquista .
Placa conmemorativa de los "Caídos por Dios y por la Patria", «¡Presentes!», encabezada con el nombre de José Antonio Primo de Rivera , «¡Presente!» (Iglesia de San Antonio, Rafelbuñol , provincia de Valencia )
Monolito levantado en el cementerio de los mártires de Paracuellos de Jarama . Lleva la inscripción: «GLORIA Y HONOR a los que mueren por su FE y su PATRIA».
Sepultura de Francisco Franco en el interior de la basílica.
Escudo de la Abadía del Valle de los Caídos. Se compone de las armas de Franco como jefe del Estado (1940-1975), coronadas y con la Laureada ; las de España usadas entre 1939 y 1981 , muy semejantes a las de los Reyes Católicos y también coronadas, y las de la Orden de San Benito . Los tres escudos los sostiene un águila bicéfala dorada y situada bajo la cruz exterior de la basílica. En la base de la cruz, sin las estatuas de los Evangelistas ni las de las alegorías de las virtudes cardinales, aparecen representados el yugo y las flechas .
Visión de conjunto de la cruz.
Funicular en funcionamiento.
Vista parcial de la explanada desde la entrada al templo.
Frontis y escalinata de acceso.
Detalle de la puerta de entrada a la basílica.
La reja vista desde la nave.
La gran nave de la cripta.
La serie de tapices del Apocalipsis de San Juan están insertados en las paredes, en un vano rectangular destinado al efecto.
Parte posterior del altar mayor, con el relieve de la última cena en el podio.
El altar mayor, al fondo el coro y en el lateral derecho se observa uno de los cuatro arcángeles flanqueado por dos altas pilastras acanaladas de orden toscano .
El coro en penumbra.
La abadía en primer término, conectada con la hospedería externa por dos largas galerías porticadas.