[2] Las primeras referencias históricas corresponden a la Hispania romana, que incluía entre sus enclaves urbanos el oppidum o castro prerromano existente en el cerro del Viso[3] (Iplacea -nombre emparentado con el ciclo troyano, con el que Ptolomeo y Plinio pretendían ennoblecer a los indígenas conquistados- o Ikesankom Kombouto -inscripción en alfabeto ibérico en una moneda de un tesorillo hallado en la cuesta de Zulema),[nota 3] conquistado en el periodo que va desde la toma de Toletum (Toledo, 192 a. C.) a la de Numancia (133 a. C.) Tras más de un siglo de romanización (se han detectado incluso huellas arqueológicas de la traza urbana, termas, templo y teatro, visibles en fotografía aérea),[5] a principios del siglo I d. C. la población se trasladó al valle, al otro lado del río, en la confluencia del Henares con el arroyo Camarmilla (al suroeste de la actual Alcalá).
Asimismo, está atestiguada la pervivencia del obispado complutense durante todo el periodo[11][12] Durante el dominio musulmán el núcleo urbano del valle había dejado de tener importancia significativa, en beneficio otra vez de un emplazamiento de mejores características defensivas: un cerro al otro lado del río, en este caso el Ecce Homo (Qalat abd al Salam, Alkal'a Nahar o Alcalá la Vieja -qalat es un habitual topónimo para designar a un castillo, como en los casos de Qalat Rabah, Calatrava, o Qalat Wadi Arya, Alcalá de Guadaíra-).
La zona protegida por las murallas (la medina) sería habitada preferentemente por la clase dirigente musulmana, mientras que los mozárabes (cristianos sometidos al gobierno musulmán) habitarían fuera de las murallas (el arrabal), posiblemente en el antiguo Campus Laudabilis.
En algún momento se extinguió la continuidad de la sede episcopal, o bien se trasladó a Guadalajara (localidad que llegó a ser confundida con la romana Complutum);[14] aunque no fue hasta el siglo XII que se suprimió por bula papal el obispado complutense de origen romano, revirtiéndolo en favor de la sede primada (Toledo).
La población se fue incrementando a medida que el burgo se convertía en un emergente centro de transacciones y mercado comarcal, ya alejada la inseguridad fronteriza (la última aceifa musulmana fue en 1197).
No obstante, la construcción de las murallas,[17] iniciada en el siglo XIII, delimitó el núcleo urbano y seguía teniendo una importante función defensiva en las recurrentes guerras civiles.
La estricta división socio-religiosa se expresaba en la existencia de comunidades judía y musulmana separadas de la cristiana, e institucionalizadas en sendas aljamas: la judería[18] y la morería.
También habría comerciantes y artesanos cristianos en la calle mayor, cuyos establecimientos llegaban hasta el mercado principal, situado en el coso fuera del recinto urbano, en la actual plaza de Cervantes.
[25] No era utilizado solamente por los arzobispos de Toledo, sino por las importantes personalidades que éstos acogían, y en muchas ocasiones por los reyes y su corte itinerante (en ausencia de capital fija).
El hecho fue ocultado un tiempo para permitir al arzobispo Tenorio gestionar la sucesión.
Alcalá se significó entre las ciudades comuneras por su postura radical e intransigente, sobre todo a partir de la breve estancia del obispo Acuña y los enfrentamientos internos que se resolvieron con la deposición de los elementos más moderados.
Curiosamente, fueron las disputas entre los propios comuneros las que se manifestaron con mayor violencia (Hernán Núñez fue "acuchillado" por Alonso de Castilla).
A los franciscanos (la orden de Cisneros, que marcaron simbólicamente su presencia con el gigantesco cordón que enmarca la fachada del Colegio Mayor de San Ildefonso)[34] siguieron los dominicos (que desde la Edad Media eran la principal de las órdenes dedicadas a la enseñanza universitaria).
[59] También hubo fundaciones de capuchinos, mínimos, carmelitas calzados, mercedarios, trinitarios, basilios, caracciolos, filipenses, ursulinas, etc.
[60] En la ciudad se mantenía un ambiente literario y un teatro permanente (el "Corral de Zapateros", 1601, transformado en coliseo neoclásico en 1769, en teatro romántico en 1831 y en cine en el siglo XX).
El preceptor de la Casa del príncipe era Honorato Juan, caballero valenciano docto, que seguía los papeles para instruille y enseñarle la gramática [que] dio Luis Vives, insigne en ciencias y lenguas antiguas[61] (Vives, también valenciano, había muerto en 1540, y fue preceptor de la princesa María Tudor en Inglaterra); y en la casa se contaba con la presencia, entre otros personajes, de Juan de Herrera.
Para su tratamiento acudieron famosos médicos, como Andrés Vesalio (que acompañaba al rey) y Pinterete, un morisco de Valencia.
Su estado llegó a ser tan desesperado que se recurrió al cuerpo incorrupto de Fray Diego de Alcalá, que fue trasladado en solemne procesión a la habitación del enfermo, y a lo que se atribuyó su curación: Carlos aseguró haber visto y hablado con un fraile franciscano.
[62] Las extrañas circunstancias en las que se produjo la posterior caída en desgracia del príncipe Carlos ante su padre, su encierro y muerte, han sido objeto de todo tipo de especulaciones.
de 1591[66](1712-1714)(1753)(1786-1787) Los vecindarios del Antiguo Régimen no incluyen a la Universidad ni al clero.
[72] Algunos edificios sufrieron un notable deterioro, como la ermita de San Isidro, que fue utilizada como cuadra y vio destruido su retablo.
Acosta culpaba de ello a los propios habitantes: laboriosos, honrados, pacíficos y de afable trato; pero bastante individualistas; muy poco emprendedores; y deplorablemente apáticos ... sólo así se explica la dolorosa decadencia de esta ciudad ilustre, cuando dadas sus excelentes condiciones naturales y topográficas podría ser el Versalles de España ... sólo así se explican sus increíbles destrozos y sus dolorosas ruinas.
Como datos físicos daba: cielo alegre y despejado, buena ventilación y clima saludable, aunque algo frío (sic) ... hace muchos años se creyó existir una de oro en el alto de Zulema ... resultó ser la veta de estaño y tan delgada que nunca se pensó en la esplotación ...
El convento franciscano (que ya en 1813 había alojado un hospital militar, y se encontraba en muy mal estado) se transformó en un importante cuartel (de caballería de San Diego o "del Príncipe", 1864).
[82] En los primeros días de la guerra se produjeron enfrentamientos entre militares partidarios y opuestos al golpe militar.
[84] En la posguerra se mantuvo una fuerte presencia militar en la ciudad, y continuó la destrucción del patrimonio como el incendio fortuito del Palacio Arzobispal, el 12 de agosto de 1939.
En 1966 se instaló en Alcalá una de las universidades laborales impulsadas por el movimiento sindical franquista.
Adquirió la denominación presente cuando la antigua Santa María la Mayor, destruida por un incendio en 1936, trasladó su sede a la que fuera iglesia de los jesuitas" (Parroquia de Santa María la Mayor en lacallemayor.net).
... en Alcalá de Henares, como en otras ciudades castellanas, las gentes con oficio y, singularmente, los artesanos tuvieron un protagonismo esencial en la movilización comunera.
Sólo cuando la capital comience a recuperarse, sólo cuando sus suelos no tengan espacio para nuevas industrias o cuando éstas sean demasiado feas y demasiado ruidosas para la capital, solo entonces Alcalá comenzará a cambiar de nuevo; se transformará mucho más rápido de lo que lo hizo nunca, pero de nuevo al ritmo de la capital, bajo su control y dirección, bajo su dependencia.