Como en toda orden o congregación religiosa (católica), quien desee convertirse en jesuita comienza por hacer un noviciado, período de dos años durante el cual se realiza, mediante los Ejercicios Espirituales, un «discernimiento espiritual», es decir, una elección consciente, libre y decisiva sobre la orientación fundamental para dar su vida en respuesta de amor a una llamada de Dios.
Se centrarán en las cosas del espíritu y del cuerpo para progresar en humildad y abnegación de todo amor sensible (...) a fin de que cuando hayan progresado ellos mismos, ayuden mejor a los otros a progresar espiritualmente para la gloria de Dios Nuestro Señor» [Const.
La Tercera Probación prepara así al compromiso en la Compañía de Jesús para los últimos votos a los que el jesuita será llamado en los años siguientes.
Las etapas de la formación jesuita reflejan los momentos sucesivos del camino seguido por San Ignacio.
En la espera de un barco que los llevaría a Tierra Santa, viviendo juntos, sirviendo en los hospitales y conociendo su 'escuela del corazón'.