Había hecho solamente un viaje previo a España, durante el cual su palo mayor se quebró y tuvo que ser reemplazado.
A esto se pueden añadir artículos pasados de contrabando para evitar impuestos, así como joyas y bienes personales no registrados.
Sólo cinco de ellas, tres marineros y dos esclavos, sobrevivieron al aferrarse al tocón del palo de mesana, que fue la única parte del galeón naufragado que no se hundió.
El 5 de octubre, un segundo huracán azotó la zona y destruyó aún más los restos del Atocha.
Durante los siguientes 60 años, equipos españoles de salvamento buscaron el galeón, pero nunca encontraron rastro alguno.
En 1975, su hijo Dirk encontró cinco cañones de bronce cuyas marcas concluyeron la identificación del Atocha.