[36] Si no tenían descendencia conjunta, Alfonso disfrutaría vitaliciamente de las tierras de su esposa en usufructo, que al fallecer él pasarían a Alfonso, el hijo que Urraca había tenido en su primer matrimonio.[39] Una primera facción estaba formada por el clero francés, que se había visto muy reforzado gracias al origen borgoñón del primer marido de Urraca y que temía perder sus privilegios e influencia.[42] Una segunda facción tenía su centro en Galicia y su rechazo a la unión entre Urraca y Alfonso venía motivado por la pérdida de los derechos al trono leonés del hijo de Urraca, Alfonso Raimúndez.[45][46] La campaña, sin embargo, no fue del todo satisfactoria y hubo de ser abandonada tras tres meses.[48] En agosto de 1110, la reina encabezó una marcha hacia Zaragoza, aunque no se sabe si lo hizo para colaborar con su marido o para sostener a la taifa contra Aragón, como había hecho en el pasado su padre, y en octubre había vuelto a Burgos.[53] Pronto se diferenciaron dos tendencias en la facción opuesta al matrimonio radicada en la propia corte.Este hecho, unido a los rumores de que la reina mantenía una relación amorosa con el conde Gómez González, hizo que decidiera encarcelar a Urraca en la fortaleza de El Castellar y dirigiera su ejército contra todas aquellas plazas leonesas, gallegas y castellanas que se habían puesto a favor de Urraca.Alfonso I tomó Palencia, Burgos, Osma, Orense, Toledo (en abril de 1111),[57] donde depuso al arzobispo, y Sahagún, donde también depuso al abad del monasterio (véase: Primera revuelta burguesa de Sahagún).[66] Enrique, que temía tener por poderoso vecino al rey aragonés, cambió de bando y pactó con Urraca.[66][51][67] Alfonso se encerró entonces en el castillo de Peñafiel,[51] donde lo cercaron infructuosamente Enrique y Urraca.[68][67] Fracasado el sitio, se replegaron a Palencia, donde trataron la división del reino.[68] Al mismo tiempo, Urraca, ante lo que consideraba desmedidas pretensiones de su hermana Teresa, emprendió secretos tratos con Alfonso.[70] Tras apoderarse de Lugo, fiel al rey aragonés, un ejército gallego marchó hacia León, pero fue emboscado por aquel en Viadangos.[71][72] El grueso de los supervivientes se refugió en Astorga, aún hostil a Alfonso.[76] Alfonso, que gozaba de partidarios por todo el reino, como sucedía también con Urraca, asedió en vano Astorga.[77] Mientras, en mayo de 1112, falleció Enrique, aunque la situación en Portugal cambió poco, pues Teresa continuó con la política independentista.[78] Urraca y Alfonso intentaron fijar las condiciones del gobierno conjunto, en balde; el soberano aragonés instaló guarniciones afines allá donde pudo, pero los notables del reino condenaron esta acción y le obligaron a abandonar Sahagún.[89] En 1114, la situación volvió a empeorar para Urraca en el centro peninsular: Fáñez murió a mediados de abril en un levantamiento contra la reina en tierras segovianas y Toledo volvió a alinearse con Alfonso de Aragón, probablemente para obtener de este mayores socorros que los magros del año anterior, necesarios ante los renovados embates almorávides, que talaron la comarca en julio y agosto.[90] Para reforzar su posición, la reina optó por tratar de afianzar su poder en Galicia, menoscabando el del obispo compostelano.[100] Los notables gallegos perdían así la custodia del heredero y se debilitaba al mismo tiempo la posición del monarca aragonés en la región, que debía competir a partir de entonces con la atracción que ejercía el joven Alfonso.[104] El territorio, pese a su extensión, estaba escasamente poblado y era todavía una tierra de frontera, en la que se iban extendiendo desordenadamente los colonos.Tras estos acontecimientos que debieron de suceder en junio, Urraca anuló la prevista campaña contra Teresa y se retiró a León.[116] Esta perduró hasta el final del reinado y le permitió a la reina consolidar su poder en el centro peninsular y en parte del oeste, al precio de abandonar Zaragoza al rey aragonés.[126] Para principios de septiembre, la crisis había pasado y la reina mantuvo su actitud conciliatoria con Aragón.[130] Esto llevó a Gelmírez a coligarse con Froilaz, Teresa —que devino amante o esposa del conde Fernando Pérez de Traba—[131] y el heredero al trono, alianza que Urraca trató de desbaratar.[141] Los gestos del rey de Aragón en la región fueron fundamentalmente conciliadores con Urraca y sus partidarios, que parecen haber renovado la tregua con el soberano vecino.[142] Este no volvió a penetrar en los territorios al sur del Duero durante el resto del reinado de Urraca, ni a reclamar estos territorios —salvo Soria—, aunque sí siguió utilizando intermitentemente el título imperial.[162] No existía verdaderamente una estructura funcionarial ni de cargos administrativos, y la cancillería del reino aún estaba en formación.[164] Los principales centros de la zona eran Coria, Talavera, Toledo, Hita, Guadalajara, Segovia, Ávila, Salamanca, Medina del Campo y Olmedo, entre otros.[8] Habían estado comprometidos desde 1087, aunque el matrimonio no se celebró hasta 1095 en la ciudad de Toledo.
León
en tiempos de la reina Urraca. Se muestran los veintiún obispados del reino, las cecas, los principales castillos reales y la línea de defensa del Duero, además de las principales zonas dominadas por el segundo esposo de Urraca,
Alfonso I de Aragón
y su media hermana, la infanta
Teresa
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