Castillo de los Condes de Saldaña

Dicha fortaleza sirvió de refugio a los nobles cántabros rebelados contra el poder visigodo, si bien, dada la estratégica posición del mismo, y la continuada presencia humana en la zona desde épocas protohistóricas, no es descartable la presencia de un castro Vacceo-romano previo.

Estas emisiones de moneda están ambientadas en una serie de cecas fronterizas con los pueblos Cántabro y Vascón que forman un limes o frontera desde la que poder controlar a estas etnias rebeldes al poder visigodo.

Alfonso I se repliega a la cordillera cantábrica con sus soldados y con la mayoría de los cristianos rescatados de la extensa llanura del valle del Duero y ríos subsidiarios, creando una zona semidesértica de seguridad entre las montañas norteñas de la Cordillera Cantábrica y las posiciones musulmanas más al sur, conocido tradicionalmente como “Desierto del Duero”, si bien se ha demostrado que tal desierto, poblacional se entiende, no fue literalmente tal.

El castillo hasta entonces, no debía de ser muy grande, ya que en el siglo X existen noticias documentales de que fue reconstruido y ampliado, no perdiendo sin embargo su importancia estratégica.

Esta reina, mujer famosa por su carácter y determinación, fue una asidua del castillo de Saldaña, pasando largas temporadas en él.

Este primer recinto, estaba circunvalado a su vez por un segundo recinto exterior jalonado de cubos semicirculares que recorría la parte alta del cerro sobre el que se asentaba el castillo.

En su parte Oeste, la base de la muralla exterior estaba protegida por el arroyo que hoy en día aún discurre por las faldas del cerro del castillo y que haría las veces de foso natural.

Las torres del primer recinto es la parte mejor conservada y más visible de todo el castillo.

La entrada a la Torre Oeste, se aprecia debió estar elevada en la fachada oriental del segundo piso, apreciándose aún la cavidad donde se encajaba la tranca, dando al interior del patio de armas.

La segunda Torre, situada prácticamente en paralelo con la Torre Oeste, pero con un decalaje de un metro y medio aproximadamente, conforma un espacio interior, hoy lleno de escombros, en el que se desarrollaría la vida cotidiana del castillo.

Estos restos pudieran corresponderse con las dependencias subterráneas del castillo, sus mazmorras, o incluso el aljibe del mismo que proveería de agua a la fortaleza en caso de asedio.

Un sillar con un dibujo e inscripción en árabe, que cronológicamente se sitúa en el siglo VIII y que según algunos investigadores representa el plano de la fortaleza en la época de ocupación musulmana, estuvo hasta 1954 en una de las torres, encontrándose en la actualidad en los depósitos del Museo Arqueológico Nacional en Madrid.

Así, el Padre Mariana en su Historia General de España (s. XV) señala que nace en este castillo, fruto de los amores ilícitos entre el conde Sancho Díaz y Doña Jimena, hermana del rey asturiano Alfonso II el Casto, quién al enterarse del hecho encierra al conde en el Castillo de Luna (León) hasta su muerte y enclaustra a su hermana en un convento del que no volvió a salir.

El castillo también sufre de constantes agresiones vandálicas, como pintadas, hogueras o escombros diseminados en sus cercanías.

Dibujo del Castillo de Saldaña realizado durante el siglo XIX
Vista general del castillo desde el Sur
Torre Este del Castillo de Saldaña. Aún se conserva parte del revestimiento de sillares en su parte inferior
Torre Oeste del Castillo de Saldaña y muro de cierre Sur del primer recinto
Planta del castillo de Saldaña superponiendo las cuevas artificiales excavadas en la base del cerro en el que se asienta
Resto del aljibe. Aún se conserva el mortero aislante de color rojo
Torre Oeste. Sus tres alturas quedan desdibujadas por la cantidad de escombro acumulada a sus pies
Cueva artificial bajo el castillo de Saldaña