Ramiro II de León

Ramiro se ganó en pocos años la admiración entusiasta de las gentes de guerra, creando en torno a su persona la imagen del caudillo inteligente y atrevido a cuyo espontáneo homenaje se fueron sumando romances, coplas, leyendas y relatos populares.

En 929 muere su hermano Sancho y Ramiro es coronado rey de Galicia en Zamora, ciudad que inmediatamente convierte en su capital.

[3]​ Enterado Ramiro II de tales movimientos por mensaje del obispo Oveco, a quien había encomendado el gobierno en su ausencia, marchó sobre León con sus tropas y partidarios e hizo detener y encerrar en un calabozo a su hermano.

La situación fue aprovechada por su primo Alfonso Froilaz y sus hermanos, los hijos del rey Fruela II el Leproso, para intentar acceder al poder.

Una vez afianzado en el trono, Ramiro prosiguió el proceso de conquista territorial en el sur del reino.

Al comienzos del verano del año 933, el propio califa se presentaba con su ejército frente a San Esteban de Gormaz o Castromoros, de lo que Ramiro tuvo noticia por correos que le envió Fernán González.

Una vez oído lo cual, según el cronista Sampiro, el rey puso en movimiento su ejército y salió contra ellos en un lugar llamado Osma, e invocando el nombre del Señor, mandó ordenar sus huestes y dispuso que todos los hombres se preparasen para el combate.

Ramiro llegó al Duero cuando el ejército cordobés ya había alcanzado Burgos y Pamplona.

Los Anales Castellanos Primeros, también llamados anteriormente Cronicón de San Isidoro, resumen la acción que subsiguió: «Segunda vez vinieron los moros a Burgos, en la era 972 (año 934).

Pero nuestro rey Ramiro les salió al encuentro en Osma y mató a muchos millares de ellos».

Esta victoria permitió avanzar la frontera leonesa del Duero al Tormes, repoblando lugares como Ledesma, Salamanca, Peñaranda de Bracamonte, Sepúlveda y Guadramiro.

En los años 940 y 941, los leoneses firmaron dos treguas con los cordobeses, que habían reforzado a su vez las defensas de la Marca Media.

Asimismo, se erigieron y dotaron convenientemente otros muchos monasterios en todo el territorio del reino.

Tras este descabezamiento, las aguas volvieron a su cauce en Castilla y se impuso la autoridad regia.

[9]​ Sin embargo, ya en libertad, Fernán González siguió proclamando su título condal, refugiado en la parte oriental de Castilla.

Las aceifas dejaron en paz a Castilla y se dirigieron hacia la zona occidental del reino.

Con tantas expediciones en contra, tan pertinazmente dirigidas hacia el núcleo del reino, Ramiro II hubo de concentrarse en el Occidente de su reino, descuidando mucho las tierras castellanas, lo que fue aprovechado por Fernán González para recuperar todo lo perdido.

Falleció ese mismo mes, reinando ya su hijo Ordoño III de León.

[10]​ En el mismo templo recibieron sepultura posteriormente los reyes Ordoño III y Sancho I de León.

Retrato imaginario de Ramiro II de León, obra de José María Rodríguez de Losada .
Ilustración idealizada del asalto y toma de Madrid por Ramiro II, publicada en el primer tomo de Historia de la Villa y Corte de Madrid (1860).
Cruz de Peñalba , mandada realizar por Ramiro II como agradecimiento por la intervención del apóstol Santiago en la batalla de Simancas.