La raíz está en un personaje llamado Gutierre, de presumible origen condal, cuya vida activa conocida sitúan los historiadores entre los años 820 y 860.
Estos tres descendientes de apellido Osóriz se mezclan entre ramas familiares vinculadas con la nobleza regional.
Ya viudo y de edad avanzada entró como monje benedictino en este cenobio que gobernaba el abad Munio desde 969 al 1015.
Que llegó a Galicia por mar flotando milagrosamente sobre las olas y apareció en la costa de donde lo recogieron.
No tiene nada escrito, sólo un crismón en el centro del frontal y una cenefa de ondas por todo alrededor.
Está sostenido sobre dos columnas y se encuentra en la capilla de Valdeflores en la iglesia del monasterio.
Con el tiempo se le dedicó un día festivo y una romería que coinciden con el último domingo de agosto.