Ciudad ideal es una idea acuñada en la Antigüedad con el propósito de concretar las características que debía reunir la ciudad para el desarrollo del hombre teniendo en cuenta su bienestar físico y sus necesidades sociales.
Las razones para asentarse en un lugar o en otro, para levantar sus muros hacia uno u otro lado, procedían de los consejos de los sabios; las ideas de sanidad, defensa o respeto hacia las divinidades marcaban este origen del lugar en el que se desarrollarían los pueblos.
En el siglo X, mientras Abderramán III emprendía la construcción de Medina Azahara (ciudad palatina levantada junto a la Córdoba califal), en Persia Al-Farabi definió la ciudad ideal como una sociedad ordenada en la que todos sus habitantes se ayudan para obtener la felicidad, comparándola a un cuerpo perfecto y sano.
Ya en la Baja Edad Media, bastides, sauvetés y castelnaus son distintas formas de villeneuves o ville nouvelle ("villanuevas") de la Francia medieval.
Los arquitectos y urbanistas posteriores tendrán incluso más libertad, al menos en sus proyectos visionarios.
En el momento en que este segundo historicismo empieza a surgir, la idea de la nueva Roma aparece dentro de los esquemas arquitectónicos como la gran referencia.
Porque si ésta tiene en España una tímida presencia en el campo político, por el contrario entre los arquitectos y artistas el nuevo mito significa uno de los más importantes supuestos del cambio.