Silvestre Pérez y Martínez

Educado por Agustín Sanz desde 1777 a 1781, discípulo de Ventura Rodríguez desde 1781 a 1785, su posterior estancia en Roma como pensionado (1791-1796) coincide con la difusión de ideas francesas y con la crisis del modo clásico —especialmente en lo concerniente al vitruvianismo—, pues eran reveladoras las cuestiones a las que llevaba el nuevo conocimiento arqueológico del mundo griego.

Aunque estas dos iglesias pertenezcan al ámbito vasco, Pérez tiene una fructífera actividad en los años intermedios.

Pero las limitaciones económicas impidieron que la obra se llevase a cabo y forzaron a Silvestre Pérez a circunscribirse a proyectos más modestos, como la traza de la plaza de Santa Ana (1810), en la que planteaba ya el tema urbano del espacio ajardinado, y la de San Miguel (1811).

Una vez que José Bonaparte huyó de España, la colaboración con su régimen le obligó a seguir sus pasos y se exilió en el país vecino.

A comienzos del reinado de Fernando VII volvió, ya exculpado de su posición afrancesada, y se incorporó al panorama artístico español, aunque fue postergado en favor de arquitectos menos creativos pero más fieles políticamente.

Silvestre Pérez: proyecto de salón de máscaras chinesco con dos propuestas de alzado y planta. Dibujo a pluma y aguada. Biblioteca Nacional de España .
Nuestra Señora de la Asunción en Motrico.
Puerto de la Paz, Bilbao, Silvestre Pérez, 1807.