Ingresó en la orden del Carmen descalzo muy joven, donde sus trabajos iniciales estuvieron ligados a la cocina, lo que sabemos por la ocasión en la que preparó una comida para reponer al mismísimo San Juan de la Cruz.
Es el primer arquitecto español del Barroco que innova en la mezcla de materiales y colores en sus obras.
En ese sentido, fray Alberto representaba mejor que nadie la imagen del arquitecto perfecto descrita en el tratado.
[1] Al día de hoy todavía son muchas las obras que se desconocen sobre este gran arquitecto, estando a la espera de nuevas publicaciones que revisen sus aportaciones a la arquitectura barroca.
Con la máxima sencillez arquitectónica fray Alberto logró crear una fachada realmente bella que sirvió de modelo durante décadas.
En esos años su actividad es portentosa, trazando obras en Salamanca, Madrid, Uceda, Lerma, Burgos, Alcalá de Henares, Huete, Cuenca, Caravaca, Toro, Viso del Marqués, Valdemoro, Ocaña, Villaconejos , Guadalajara y otros lugares.
Según el profesor Chueca Goitia, fray Alberto es "el iniciador de las nuevas formas barrocas en Castilla".
[3] Hasta la fecha se creía que la arquitectura de fray Alberto siguió casi hasta el final de su vida el mismo modelo carmelitano , sin embargo, comenzó a innovar mucho antes.
La iglesia de Gascueña y la capilla del Sagrario en Cuenca constituyen obras que pertenecen al primer Barroco, en la que se experimenta con los órdenes arquitectónicos y los elementos decorativos invaden las superficies.
La primacía de fray Alberto, avalada por su mecenas, se palpa no solo en los diversos y variados proyectos que presentó por toda la diócesis sino también en el estricto control que, en ocasiones, el arquitecto asumió en la adjudicación y ejecución de las obras.