Rastro

Rastro, rastrillo y baratillo denominan un tipo de mercado popular, por lo general al aire libre e instalado en determinados días, en el que se venden productos a menor precio del normal.En las poblaciones occidentales se concentran en lugares públicos cedidos o consentidos por los ayuntamientos.Posiblemente medieval, para la Real Academia Española el término castellano,[2]​ en sus acepciones 5, 6 y 8 queda referido al espacio reservado en las antiguas villas para vender en ciertos días de la semana la carne al por mayor, o bien el lugar donde se mata y desuella el ganado, o la huella o el rastro que queda de algo (siguiendo la imagen visual del rastro de sangre dejado por las reses sacrificadas).[3]​ Instalado en esa ciudad desde mediados de 1603, no se conoce el lugar exacto donde se acomodaron Cervantes y su familia en un primer momento, pero sí que luego se trasladaron a las nuevas casas que el constructor Juan de las Navas edificó en agosto de 1604 en la zona del Rastro Nuevo de los Carneros, junto a la orilla izquierda del río Esgueva y muy cerca del hospital de la Resurrección.Las secciones más populares de los rastros son textil, ropa infantil, juguetes, libros o menaje del hogar.