Se le suele considerar entre los iniciadores de la Escuela Universalista Española del siglo XVIII.
Se quedó huérfano de padre y, al concluir la enseñanza elemental en su pueblo, marchó a Madrid para vivir y estudiar junto a un tío suyo, con quien aprendió latín y retórica.
Con veinte años entró en la Compañía de Jesús, terminó el noviciado y estudió con más profundidad lenguas clásicas.
Enseñó luego latín, filosofía, matemáticas y retórica en el Real Seminario de Nobles fundado por Felipe V y en el Colegio Imperial de Madrid.
[2] Con los demás jesuitas fue desterrado a Italia por la Pragmática Sanción de 1767 de Carlos III[2] y se estableció en Forlì, donde siguió estudiando y escribiendo hasta su muerte.