La zona noreste de la provincia está dominada por el sistema Ibérico, mientras que al suroeste se extiende la llanura manchega.Entre los afluentes del Guadiela figuran el Cuervo y el Escabas, alimentado este último a su vez por el río Trabaque.Son tributarios del Júcar cursos de agua como el Moscas, el Valdemembra, el Tórtola y el Huécar.Entre sus afluentes se encuentran el Mira (u Ojos de Moya) y el Guadazaón.[11] La segunda zona, conocida con el nombre de Alcarria, era el territorio que en su mayor parte más llana comprende la región hidrográfica del Tajo en esta provincia y que debe considerarse circunscrito al este por el trozo de cordillera descrito desde Alcantud a Bascuñana.Las localidades más importantes por las que pasa son:Tarancón, Huete, Cuenca, Cañada del Hoyo y Carboneras de Guadazaón.En relación con las actividades ganaderas en la provincia, se destaca el ganado ovino, además del aprovechamiento apícola de colmenas.[13] Antiguamente tuvo importancia económica en la zona la obtención de sal, existiendo diversas salinas en la provincia.Tiene en su territorio los embalses de Buendía, La Toba, Alarcón y Contreras que hoy día están en una situación muy deficitaria.[15] Sus productos más característicos son los derivados cárnicos, como el morteruelo o el gazpacho pastor.Ejemplos musicales correspondientes a los ciclos Anual (de la Naturaleza o las Estaciones), Religioso o Litúrgico (íntimamente relacionado con el anterior al incorporar con nuevo significado costumbres anteriores al cristianismo) y Vital y Social (relativo a las diferentes etapas de la vida humana y a las instituciones), que se emplean habitualmente para clasificar el folclore, se hallan en la provincia de Cuenca dando fe de la variedad antes mencionada.En algunos casos tales ejemplos son poco frecuentes o aislados, como los relativos a la celebración del Carnaval y del solsticio de verano (San Juan), consecuencia, tal vez, de inquisiciones y censuras más o menos recientes.Aparecen otros, casi singularizados a algunas localidades cercanas entre sí, como las albadas al Nacimiento de la Sierra Oriental de Cuenca (Víllora y Cardenete) o más extendidos por la Sierra o la Alcarria, como Las Músicas, en los que es posible afirmar su derivación de formas más frecuentes y desarrolladas en regiones limítrofes (les Albaes valencianas en el primer caso y los Fandangos viejos de Castellón y el Alto Palancia en el segundo).En otras ocasiones, los ejemplos se concretan en formas musicales definidas y ampliamente generalizadas, cantadas, danzadas o mixtas, como ocurre con las jotas, rondas, mayos, seguidillas, danzas de palos, villancicos, romances y canciones de trabajo.La cocina de la provincia de Cuenca trae a la mente la típica gastronomía castellana; platos elaborados por pastores, por arrieros, por cazadores, hombres que hacen frente a través de la energía proporcionada por la comida a un clima duro, donde se pasa del calor al frío casi sin hacer escalas y en una región que brinda muchos productos para que sean utilizados.Platos tradicionales como el ajoarriero, elaborado con bacalao y ajos (excelentes los de Las Pedroñeras).Los originales gazpachos galianos que emplean pan ácimo, los morteruelos, variadas carnes de caza, las migas (migas duras), las calderetas, complementan esta cocina basada en la carne y añaden sabores diferentes, pero igual de populares.Los potajes, las garbanzadas con bacalao y espinacas, las judías blancas o las patatas al Ajovirón, asumen el estrellato, dando un giro a la gastronomía tradicional.Las verduras, cocidas en agua y sal, dan un toque de sencillez en el que, sin embargo sorprenden los sabores naturales.En la cocina conquense siempre se han utilizado hongos, debido a la gran superficie forestal que esta provincia tiene.Otros postres típicos conquenses son las papartas (también llamadas Japaipas en la localidad de Uclés y Hojuelas en Tinajas), unas tortas hechas con agua, aceite y harina, una masa similar a la de los churros, a las cuales se les echa azúcar una vez fritas.