Valverde se encuentra a 840 metros de altitud, con coordenadas 39°43′ N y 2°12′ O.
La cola del pantano de Alarcón inundó en 1958 el valle que da nombre al pueblo.
Una vez reunidos todos los Oficiales, pasarán a recoger al General (pudiendo ser recibidos por cualquier persona en su nombre, siempre que porte en la mano izquierda el casco o turbante, y en la mano derecha su bastón de mando).
Esta formación se mantendrá siempre que una Compañía marche en solitario o de manera independiente.
Concluido el acto religioso, nos dirigimos a la casa del Señor Párroco para que nos ofrezca el tradicional Refresco del Cura, que se compone a base de garbanzos torraos con cañamones, vino, dulces, nueces y vino dulce.
Terminados estos actos en la Plaza, cada la compañía por su lado, se dirigirá a la casa de sus respectivos oficiales para tomar el puñao.
Terminada la misa, las compañías se dirigirán a la Altar Mayor para besar al Niño.
Es costumbre en este día, que alguna familia ofrezca sacar la imagen del Santo Niño en procesión en acción de gracias.
Terminados todos estos actos, las Compañías por separado, recorrerán los domicilios de su respectivos oficiales para tomar el “puñao”.
Seguidamente, se realiza la tradicional colación con la toma del “puñao” en el domicilio de los Oficiales.
Una vez montado en su caballo -ricamente enjaezado para la ocasión- se dirigen a la Plaza Mayor para realizar el acto central de la jornada que son “Los Dichos”.
Primer Encuentro: Después de una apasionada batalla verbal, se llega a las armas, en la cual el Cristiano sale derrotado y se apoderan los Moros del Santo Niño Segundo Encuentro: El Cristiano sale al encuentro de los Moros para intentar convencerlos con palabras, al no llegar a un acuerdo, se entabla una nueva y encarnizada batalla en la que el Cristiano, una vez ha derrotado a los Moros, recupera el Santo Niño.
ENLACE PARA VER EL PROGRAMA OFICIAL: https://web.archive.org/web/20160801213125/http://valverdedejucar.net/wp-content/uploads/2015/12/Libro-Moros-y-Cristianosinteractivo.pdf Una vecina del pueblo, Virginia Pérez Buendía, fallecida en soledad en 2014, donó toda su herencia a una fundación con su nombre que sufragará los estudios de niños del municipio que tengan un buen expediente académico y cuya familia no pueda pagar sus estudios.