Hasta 1961 el Ayuntamiento de Villamalea no utilizaba escudo alguno, tan solo en sus sellos e impresos oficiales usaba las armas nacionales.
Como constaba que se había creado una fundación piadosa para enseñar el arte de tejer alfombras y tapices a las niñas pobres, cuya producción alcanzó renombre en España durante finales del siglo XVIII y todo el siglo XIX, se compusieron las armas de Villamalea del siguiente modo: Escudo cortado, coronado con la Corona Real Española: primero, en campo de oro, una faja de gules (rojo) reflejando el señorío.
Posteriormente, durante la II República Española, se creó el sindicato socialista UGT, los partidos republicanos y, una vez iniciada la guerra, la CNT.
También aparecieron la Falange Española y las JONS que contó en Villamalea con un sector muy minoritario de afiliados adinerados (1934).
La figura de Luis García López es fundamental al introducir el PCE en la localidad alrededor de 1928; fue entonces cuando aparecieron los primeros militantes del partido comunista: Germán Carrasco el bizco, Juan Soriano, Cesáreo García el abuelo, Antonio García el Marrajá, Antonio el Calavera y Eugenio Molinero, todos ellos jornaleros y de clase obrera.
Durante mucho tiempo los jornaleros ocultaban su afiliación al partido comunista por temor a las represalias de la aristocracia y guardias locales, mientras seguían siendo explotados por los caciques en un panorama nacional que conducía a la Guerra Civil.
Bernardo Parra, vecino de Villamalea, fue quien lo introdujo en la localidad, aunque tuvo menos seguidores que el comunismo.
Nacido en Villamalea en 1900, de familia de pequeños campesinos y con fuerte temperamento, vivió conflictos políticos contra el caciquismo impuesto en la villa y como defensor del marxismo, fue conocido en el pueblo por protagonizar diversas revueltas contra la Guardia Civil.
La caravana de regreso fue interceptada por la Guardia Civil, que la condujo al ayuntamiento.
Los conflictos entre republicanos y nacionales estaban a punto de estallar en julio con la Guerra Civil.
La noticia corrió como la pólvora junto a los pronunciamientos militares del general Francisco Franco y el resto de golpistas.
La minoría de derechas pasó a un segundo plano; el cura fue evacuado, la guardia llamada al frente, etc.
Las riendas del pueblo fueron tomadas por Roque Ortiz, el primer alcalde de izquierdas en Villamalea.
Su organización tenía asignadas funciones burocráticas referentes a tributaciones, seguros sociales, ayudas del estado, etc. Dentro de esta organización, la sección social estaba formada por miembros elegidos democráticamente, y precisamente esto fue un instrumento que permitió a los comunistas aproximar sus intereses a través de un marco legal; aun así, el PCE era totalmente ilegal en España.
Ramón Jiménez fue elegido para ello, siendo jefe de Hermandad correspondiente a la villa.
En su interior se conserva la estructura lineal de la techumbre, que forma un bello artesonado.
Asimismo, enclavada en el centro del municipio se localiza la iglesia de la Anunciación.