El relieve del municipio está definido por un altiplano al norte, la vega del arroyo de Merdanchel en el centro, y una zona en pendiente ascendente con cerros y muelas aislados al sur.
La sierra de Bascuñana cierra la depresión y está ligeramente inclinada hacia el oeste lo que hace que las redes fluviales de la zona discurran en esa dirección.
Estos materiales son poco resistentes a esta acción erosiva por lo que se generan paisajes con muchos valles y estructuras tabulares, es común hallar “cerros testigos “, es decir, relieves de poca altura que están protegidos por una capa de caliza dura (caliza pontiense) que no ha podido ser erosionada.
Hacia el norte y el oeste se produce una continua y a veces fuerte elevación del terreno hasta llegar a una zona más llana; esto produce que la zona de valle se encuentre protegida por barrera de mayor altura (salvo en la zona de la vega) por lo que los vientos que predominan en la zona de menos elevación (donde está el núcleo urbano) sean del NNO y del sudoeste y que los frentes de lluvia entren desde esa misma dirección.
A mediados del siglo XIX, el lugar tenía contabilizada una población de 1248 habitantes.
Parece que esto ha sido así desde sus orígenes (como ya se verá) hasta la actualidad.
Como ya se comentó, el poblamiento original partió del cerro del castillo y desde él descendió por las calles de San Martín (bajada y subida) hacia la fuente del coso, por el otro lado hacia la calle humilladero, la calle del cura, el cementerio antiguo, la iglesia, la llamada cárcel vieja edificio de la misma época que la iglesia parroquial y que era la sede de las salas consistoriales (ayuntamiento y juzgado), la plaza y la calle Real.
Pese a todo en la actualidad el núcleo urbano sigue manteniendo el irregular trazado de las calles pero la totalidad se encuentran iluminadas, asfaltadas o cementadas, con aceras, papeleras, y saneamiento.
Existen más edificios públicos como el centro de salud, la nueva escuela, la casa tutelada para nuestros mayores.
La CM-310 que une Carrascosa del Campo con Molina de Aragón y Calatayud.
El principal monumento es la iglesia parroquial dedicada a san Martín obispo de Tours.
Posteriormente se la han ido añadiendo zonas para la casa del santero y para salas, habitaciones etc de los peregrinos que llegaban de toda la provincia.
La ermita de San Antón, construida por sus devotos en el 1846, es pequeña, ha sido restaurada hace unos años.
En la parte inferior del cerro existen aún algunas cuevas que eran utilizadas como viviendas hacia 1950.
El Centro Rural Agrupado Los Olivos situado en la calle San Antón, de Cañaveras, da servicio a la población.
El terreno es apto para hacer rutas a pie o en bici y descubrir parajes muy bonitos de la Alcarria alta.
Cañaveras es en la actualidad un pequeño y tranquilo pueblo de la alta Alcarria conquense con apenas 300 vecinos, pero eso no siempre fue así, tanto la comarca donde se sitúa como el pueblo mismo, han sufrido a lo largo de la historia un sinfín de transformaciones que comenzaremos a descubrir.
En el mes de enero se celebraba la festividad de San Antón, la cual tenía tres componentes, el primero la celebración del barrio del mismo nombre de la fiesta con una hoguera en la plaza frente a su ermita; otra era la celebración por la mañana de la fiesta en la que la gente daba tres vueltas a la ermita rezando el padre nuestro, por la tarde se adornaban las caballerías con las mejores mantas y se hacían carreras entre los mozos.
El primer día comenzaban los “ guncheros” que eran una especie de payasos con tambores y banderas los cuales iban pidiendo por las casas; al día siguiente, martes, se "almonedaba" en la puerta de la iglesia.
Todos los días salía el llamado "berrugo", un hombre tapado con traje de colores y sombrero que sorprendía a las mozas y no tan mozas, les levantaba las faldas, etc.
El viernes por la mañana se hacía un Vía Crucis que pasaba por las casas de las personas enfermas.
El último domingo de mayo “Romería de la Virgen del Pinar”, se subía a la virgen con burros, mulas o andando y se comía en el pinar.
No sabemos cuantos años ni desde cuando se hacía en el pinar la denominada “entrada de moros“.
En la ermita siempre había un santero y su familia el cual entre otras misiones debía de mantener siempre encendida una gran lámpara de aceite que estaba en el altar.
San Martín, patrón del pueblo se le sacaba en procesión y había 2 o tres días de fiesta con baile.
En Nochebuena se comía un gallo que había sido cebado durante todo el año para la ocasión.
Además se hacían muchas rogativas unas a Santa Ana y la mayoría de ellas y en épocas de sequía a la Virgen del Pinar, se bajaba a la Virgen al pueblo en procesión, acudía mucha gente de otros lugares y dicen que siempre después llovía.
Salían a pedir con una campanilla por las casas y lo que recogían se lo comían el día de carnaval.
Los mayordomos antiguamente tenían que pagar en aceite el privilegio de serlo y este aceite se usaba para mantener siempre encendida la lámpara que había en el altar de la ermita.
Otra tradición del pueblo ya en desuso era “la patente“, la misma imponía que cualquier mozo de otro pueblo que quisiera salir con una moza de Cañaveras debía de pagar la patente es decir en invitar a los mozos por ejemplo a una comilona, si se negaba a pagar las cosas se ponían feas y se podía terminar en pelea y con el mozo en la fuente o en el río.