Hera (en griego ático: Ἥρα [Hēra], o equivalentemente: Ἥρη [Hērē] en jónico y griego homérico); neogriego: Ήρα [Ira]; latín: Hera) es la diosa tutelar del matrimonio y la protectora de las mujeres en su papel de esposas en la sociedad civil.
Se le asociaban animales sagrados como la vaca y más tarde el pavo real.
[8] El investigador Walter Burkert escribió en Religión griega: «Sin embargo, hay registros de una representación anterior sin iconos, como una columna en Argos y una tabla en Samos».
[11] A. J. van Windekens[12] propone el significado ‘ternera’, que es consonante con su frecuente epíteto βοῶπις boôpis, ‘con ojos de vaca’.
Se construyeron muchos templos sucesivos en ese lugar, por lo que las evidencias son confusas en cierta medida y las dataciones arqueológicas inciertas.
Hubo también templos dedicados a Hera en Olimpia, Corinto, Tirinto, Peracora y la sagrada isla de Delos.
[20][21] Por su parte, Burkert señaló que tanto Hera como Deméter tenían muchos atributos característicos de la antigua Gran Diosa.
Su familiar epíteto homérico βοῶπις boôpis se traduce a menudo como ‘con ojos de vaca’.
Entonces un autóctono llamado Aquiles la convenció para que le diera una oportunidad y así ambos tuvieron su primer coito.
[53] Según otra versión tardía Hera había sido criada por una ninfa llamada Macris en la isla de Eubea, pero Zeus se la llevó hasta el monte Citerón, que como diría Plutarco: «les ofrecía un lugar sombreado».
Más tarde, recordando su deuda de gratitud con Leto, la adoptó como compañera en un altar y un templo comunes.
Como Zeus no conseguía persuadirla acudió a Citerón, un rey local que destacaba en sabiduría.
Hera estuvo entonces disgustada con la cojera y por tanto imperfección de Hefesto, por lo que lo expulsó del Olimpo.
Los demás dioses rogaron a Hefesto que volviese al Olimpo para liberarla pero este se negó repetidamente.
[72] Por otra parte, en un enfrentamiento que se desató entre los mismos dioses, desarmó a Artemisa y la golpeó repetidamente con el arco.
Tras siete años como mujer, Tiresias volvió a encontrar dos serpientes apareándose, las golpeó con su bastón y se convirtió en hombre de nuevo.
Cuando Tiresias estuvo de acuerdo con Zeus, afirmando que la mujer recibe nueve décimos del placer, Hera lo cegó.
Como Zeus no podía deshacer esta maldición, concedió a Tiresias el don de la profecía.
Una versión alternativa y menos conocida de la historia cuenta que Tiresias fue cegado por Atenea tras encontrársela bañándose desnuda.
Pues, al saber que Sidero había maltratado a su madre, la atacaron, ella se refugió apresuradamente en el santuario de Hera y sin embargo Pelias la degolló junto al mismo altar, y en lo sucesivo continuó afrentando a la diosa.
[78][79] En otra versión, se afirmaba que Hera había enviado a Pitón en persecución de Leto.
[83] Hera envió entonces un tábano[84] para que la picase, obligándola a vagar sin rumbo por el mundo con forma de vaca.
[85] En otra versión, la del orfismo, Dioniso era originalmente el hijo de Zeus con Deméter o Perséfone.
[87] Después de descubrir el vid, Dioniso, enloquecido por Hera, anduvo errante por Egipto y Siria.
Sus planes fueron frustrados por Galantis, la sirvienta de Alcmena, quien engañó a Ilitía que ya había traído el niño al mundo.
Heracles estranguló una serpiente con cada mano y su niñera lo halló divirtiéndose con sus cuerpos flácidos como si fueran juguetes.
Esta anécdota[90] parte de una representación del héroe asiendo una serpiente en cada mano, justo como las familiares diosas minoicas habían hecho alguna vez.
[94] Algunos mitos sostienen que al final Heracles, reconciliado con Hera, se desposó con su hija Hebe, de la cual le nacieron Alexíares y Aniceto.
Cuando Hera lo hubo descubierto, envió una serpiente hacia las aguas que había envenenado, y si alguno bebía de ella, pagaba su deuda con la naturaleza.
Zeus le concedió el don de poder sacarse los ojos para descansar, y luego volver a ponérselos.