Templo griego

El templo griego (en griego antiguo ναός naós ‘templo’,[1]​ diferente semánticamente al latín templum,-i) era una estructura construida para albergar la imagen de culto en la religión de la Antigua Grecia.

El templo puede ser considerado la más lograda realización de la arquitectura griega.

Los templos griegos se situaban en la zona sagrada de las ciudades-estados, junto a los santuarios.

En este recinto sagrado o témenos se rendía culto a los dioses, las ceremonias y los peregrinajes.

También podía albergar construcciones de uso práctico, como los «tesoros» (thesàuroi), que guardaban los regalos votivos —preciosos o incluso de terracota —ofrecidos por la ciudad o por simples ciudadanos, salas para los banquetes (hestiatoria) y pórticos (stoai).

El auténtico edificio era para los griegos la casa del dios (oikos), ubicada en la cella (naos).

El culto se desarrollaba sobre un altar alzado frente al templo, pero siempre dentro del témenos.

El templo griego se diferencia de los posteriores templos romanos en que el griego no se eleva respecto al nivel del suelo sobre un alto podio, contando solo con escalinatas en cada extremo (los estereóbatos).

Aunque los griegos conocían el arco utilizaban una arquitectura arquitrabada o adintelada con cubierta a dos aguas, por lo que en los lados menores de las fachadas formaban un triángulo llamado frontón.

El espacio interior del frontón se llama tímpano y solía decorarse con esculturas.

[3]​ En cuanto a los materiales usados, se usó al principio el «poros», que podía ser un conglomerado o piedra arenisca.

El mármol no se usó hasta mediados del siglo V a. C., pues ofrecía dificultades para trabajarlo.

Contrariamente a lo que sigue creyéndose popularmente, los templos griegos estaban pintados con colores vivos (en rojo, azul y blanco).

La decoración de figuras era extremadamente rica, con relieves y estatuas en las metopas situadas alternándose con los triglifos en el friso justo abajo del frontón.

La cubierta del techo con tejas en terracota hizo necesaria la sustitución de los simples postes usados como apoyo con columnas.

La cella estaba subdividida en el interior en dos naves por una fila de apoyos centrales.

La cella aún tenía dos naves y presentaba un profundo opistodomos en la parte posterior.

Sus paredes externas estaban decoradas por un friso sobre lajas de terracota pintadas.

El origen se encuentra en las construcciones en madera, que la piedra pretende imitar.

El peristilo se encuentra cubierto pero es un lugar abierto al exterior: la luz entra en el interior del templo, y desde el exterior se captan las sombras y la oscuridad internas; en este juego un papel fundamental que desempeñan las formas de las columnas, sus acanaladuras, la relación entre las columnas y los intervalos, las proporciones generales del edificio.

Y esto se encuentra tanto en los elementos arquitectónicos singulares como en los edificios en su complejo (véase más abajo «Templos dóricos de la Magna Grecia»).

De esta búsqueda obsesiva de la armonía forman parte también: Aun cuando en plena época clásica se alcanzó la perfección en la arquitectura del templo dórico, la sola precisión matemática aplicada a los elementos arquitectónicos no bastó a los griegos, que tenían en gran consideración la perfección visual del templo, para lo cual aplicaron una serie de imperceptibles correcciones ópticas para que resultara perfecta no solo la arquitectura sino también el aspecto de la misma.

Este último, además, presenta una peculiaridad estilística: su peristilo es dórico, mientras que en el interior las columnas del pronaos son ya de estilo jónico.

Allí se encuentra el «templo inacabado» (h. 430 a. C.), un pseudo-templo dórico (incompleto), donde las columnas no presentan acanaladuras y en el interior del templo no hay ninguna cella, mientras los bloques del basamento presentan aún las protuberancias que servían para su elevación y puesta en obra.

Se pueden contemplar templos dóricos reducidos a imponentes cúmulos de ruinas en Selinunte y Agrigento, destruidos por los cartagineses (409-406 a. C.) o por terremotos sufridos en época bizantina (siglo VI a. C. al IX).

[4]​ Es el ejemplo más importante de edificio dedicado a templo en orden dórico, aunque con proporciones que se acercan al jónico.

está dedicado a la diosa Atenea y puede considerarse el templo griego más conocido.

El equilibrio y las relaciones modulares que constituyen la geometría de base no son aplicadas rígidamente, sino que se encuentran también diversas correcciones ópticas en las columnas y en el estilóbato.

Edificios de templos enteramente corintios se encuentran solo en la época helenística y tendrían una enorme difusión en la arquitectura romana.

Esquema resumen de la nomenclatura del templo griego. En este caso un templo en doble anta, períptero (con columnas alrededor) y hexástilo (seis columnas al frente).
Tipología de los templos griegos.
Paestum, Basílica y Templo de Neptuno
(Foto de Giorgio Sommer , 1834-1914).
El templo griego: una arquitectura donde el interior interactúa con el exterior.
Los principales elementos arquitectónicos en un templo dórico
(Agrigento, templo de la Concordia)
Orden arquitectónico dórico
Restos de estucado sobre las columnas del templo E en Selinunte .
Restos de la decoración de metopas en el friso y escultórica en el frontón del Partenón .
Un ejemplo clásico de armonía:
el templo de Neptuno eb Paestum. (450 a. C.)
En Segesta, un templo dórico incompleto.
Catedral de Siracusa (interior, nave derecha)
Orden arquitectónico jónico.
Orden arquitectónico corintio.