Perteneció a una acomodada familia de comerciantes gaditanos y recibió formación musical desde su infancia, tanto piano como solfeo.
Más tarde, se marchó a París, donde entabló amistad con diversos miembros de la sociedad cultural de la ciudad, como Paul Dukas, Isaac Albéniz, Claude Debussy, Ricardo Viñes (que lo introdujo en Los Apaches), Maurice Ravel, Ígor Stravinski o Joaquín Nin.
Su última obra, Atlántida, la terminó su discípulo Ernesto Halffter y se publicó después de la muerte del compositor.
El Archivo Manuel de Falla, inaugurado en Granada en 1991, guarda numerosas fotografías, cartas, partituras, manuscritos y otros documentos del compositor.
Allí estudió piano con José Tragó, que tenía muy buena opinión sobre su alumno y comentó que era «un joven muy estudioso, muy concienzudo; de buenos talentos artísticos y al cual seguramente le está esperando un prometedor futuro en este difícil arte».
[25] Su familia se mudó con él, debido a problemas financieros en los negocios familiares, y los mantuvo con los ingresos que obtenía impartiendo clases de piano.
[20][23] Hasta ese momento, Falla sólo había compuesto obras para piano o música de cámara.
No llegó a estrenarse y su música se perdió, aunque en sus cuardernos el compositor apuntó que constaba de cinco números musicales.
[36][37] En abril de 1905 obtuvo el premio como pianista en un concurso organizado por la firma Ortiz y Cussó.
[39] Falla había ampliado su círculo de amistades y su fama estaba creciendo en Madrid, gracias a los dos premios que ganó.
En cambio, en parte por la decepción que sufrió al no poder estrenar La vida breve en el Teatro Real como le habían prometido, decidió trasladarse en Francia.
[48] El 27 de marzo del año siguiente se estrenaron en la Salle Érard las Cuatro piezas españolas interpretadas por Ricardo Viñes, que más tarde fueron publicadas por el editor Jacques Durand gracias a la recomendación de Dukas, Debussy y Ravel.
[47] Un año más tarde realizó su primera visita a Londres, por mediación de Jean-Aubry, y en marzo ofreció algunos recitales.
[37] Ese mismo año conoció, por mediación de Turina, a Gregorio y María Martínez Sierra.
[70][74] Falla conoció al secretario de la Sociedad, Adolfo Salazar, que además era un influyente crítico y lo apoyó en sus habituales desencuentros con la prensa madrileña.
[76][77] En cualquier caso, la obra tuvo una buena recepción de público y se representó en veintiocho ocasiones.
[85] Puede que Falla eligiera esta historia más costumbrista para poder obtener un mayor éxito comercial.
Ese mismo año, escribió más artículos en los que denunciaba la «perniciosa» influencia de la «tradición alemana» en la música europea.
Se alojaron en la Pensión Carmona, gracias a las gestiones realizadas por su amigo desde los tiempos de París Ángel Barrios, y estuvieron en compañía del matrimonio Vázquez Díaz.
[106] El compositor gaditano concluyó su primera obra en Granada en agosto, Homenaje pour le Tombeau de Claude Debussy para guitarra.
[108] El estreno en su versión para guitarra fue realizado por Miguel Llobet durante una gira por España un mes más tarde.
[132] En junio, realizó la grabación del Concerto y algunas de sus canciones en París, en la que acompañó al piano a María Barrientos.
[133] En diciembre realizó un viaje a Cádiz para dirigir un concierto en el teatro que lleva su nombre.
Los estudios San Miguel le propusieron que considerara la posibilidad de realizar sendas películas basadas en El retablo de maese Pedro y La vida breve, proyectos que ya había contemplado en 1936 con José Cubiles y Fantasia Bætica.
[143] Mantuvo un estrecho contacto con sus amigos Carlos Guastavino, Julián Bautista, Conchita Badía y muchos otros.
Desde Granada, sus amigos le enviaron sus libros y partituras musicales, tras el desmantelamiento de su anterior domicilio que había sufrido un robo.
La tarea de finalizarla, según los esbozos dejados por el maestro, correspondió a su discípulo Ernesto Halffter.
[152] Felipe Pedrell ejerció una gran influencia sobre él, ya que le dio a conocer la música popular española cuando fue su profesor.
[152][153] Durante su estancia en París, entabló relación con compositores como Claude Debussy, Maurice Ravel, Paul Dukas o Isaac Albéniz, y su influencia es notoria en sus obras de ese período, sobre todo en Noches en los jardines de España, en la que, «a pesar del innegable aroma español que presenta, está latente cierto impresionismo en la instrumentación».
[152] Schonberg describe al Concierto para clave y cinco instrumentos como una «expresión del neoclasicismo hispánico».