Durante su mandato, el Conservatorio fue desalojado del Teatro Real por Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública del 14 de noviembre de 1925 que declaraba el edificio en ruinas y ordenaba la suspensión urgente de las clases, comenzando así una prolongada peregrinación del centro por diferentes edificios y locales de Madrid.
Bordas fue hombre prodigioso en la acomodación a diferentes situaciones políticas: fue director con el régimen constitucional, con la dictadura de Primo de Rivera, con la monarquía agonizante, con casi toda la República y durante los primeros meses del franquismo hasta su jubilación en 1940.
Su mandato se caracterizó por la resistencia a cualquier innovación y por el aislamiento del Conservatorio de la vida musical del país.
Al poco tiempo de comenzar la guerra civil, fue destituido Fernández Bordas, quien recuperó el cargo en 1939, año en el que el Conservatorio se trasladó a unos locales del Teatro Alcázar, totalmente insuficientes.
Esporádicamente también formó diversos grupos de cámara, en los que participaron, entre otros, Conrado del Campo, Víctor Mirecki, Manuel de Falla o Juan Ruiz Casaux.