Valentín Ruiz Aznar

Siendo todavía estudiante se le encomendó la dirección de la Schola Cantorum de la Universidad en 1923 y algo más tarde fue nombrado organista del mismo seminario.

Ruiz Aznar se acercó a Manuel de Falla, que residía en Granada desde 1919, entablando una íntima amistad con el maestro.

[3]​[4]​ Tras la muerte de Falla, Ruiz Aznar quedó encargado por la familia del maestro del cuidado de su mobiliario, partituras, documentación y demás enseres que el maestro había dejado en Granada.

Finalmente, Ruiz Aznar fue apartado del proyecto y se encargó a Ernesto Halffter completar la cantata escénica.

Tan solo se han catalogado dos obras posteriores a esta fecha: