Gerardo Diego

Desde pronto destacó por su versatilidad en el terreno artístico: aprendió solfeo, piano y algo más tarde pintura, y, estimulado por uno de sus profesores, el gran crítico Narciso Alonso Cortés, empezó a leer mucho y a sentir un gran interés por la retórica del libro de texto de Nicolás Latorre.

[3]​ En Santander dirigió dos de las más importantes revistas del 27, Lola y Carmen; eso le sirvió para entablar relaciones con la plana mayor de la generación del 27 y darla a conocer en su posterior famosa antología, Poesía española: 1915-1931 (1932).

Pero, de momento, en 1922 es invitado por el poeta vanguardista chileno Vicente Huidobro a visitar Francia y Normandía.

Allí conoce a los pintores del cubismo Juan Gris, Fernand Léger, Jacques Lipchitz y María Blanchard y a gran parte de los otros grandes vanguardistas del momento; de regreso a España se traslada al instituto Jovellanos de Gijón, donde permanecerá hasta 1931; publica su primer poemario vanguardista: Imagen: poemas (1918-1919) (Madrid, 1922), con cubierta de Pancho Cossío; es clara su vinculación al creacionismo: «Crear lo que nunca veremos, esto es la poesía».

Por fin, en 1927, se desarrollan los actos (entre ellos algunos bastante irreverentes) para honrar la memoria del último Góngora y ofender a sus críticos enemigos, en especial Luis Astrana Marín.

Se casó en el año 1934 con una francesa, Germaine Marin, de la que tendrá seis hijos, y al año siguiente viaja a Filipinas con el matemático Julio Palacios para dar conferencias y defender la literatura hispánica; en ese mismo año se traslada como catedrático al Instituto de Santander.

Su tarea poética se sigue completando con sus estudios sobre diferentes temas, aspectos y autores de la literatura española, con su labor de conferenciante y su destacada crítica musical, realizada desde diferentes periódicos.

[7]​[8]​ Pese a todo, escribió en su Autobiografía: Finalizada la contienda civil y no solo la establecida entre poesía pura y poesía impura, se traslada al Instituto Beatriz Galindo de Madrid, en el que permanecería hasta su jubilación en 1966.

En 1956 obtiene el Premio Nacional José Antonio Primo de Rivera por su obra Paisaje con Figuras.

Los temas son muy variados: el paisaje (Vuelta del peregrino), la religión (los libros devotos de Ángeles de Compostela, Via crucis y Versos divinos), la música (Preludio, aria y coda a Gabriel Fauré), los toros (Égloga de Antonio Bienvenida, La suerte o la muerte), el amor (Amor solo, Canciones a Violante, Sonetos a Violante), el humor (Carmen jubilar, 1975) etc. Lo social, si exceptuamos sus Odas morales (1966), casi no aparece, y menos lo político, salvo los ya referidos poemas de circunstancias.

También son extrañas en su poesía las preocupaciones metafísicas y trascendentes (el mundo cercano, sus experiencias y recuerdos, las personas conocidas o admiradas, suelen centrar su atención), aunque trata el tema de la muerte en su libro Cementerio civil (1972).

Libros complejos y compuestos a lo largo de los años son Biografía incompleta, que algunos llaman surrealista; Paisaje con figuras, Hasta siempre, La rama, La luna en el desierto y otros poemas.

Es autor de otros poemas importantes como Nocturno, Las tres hermanas o La despedida.

Casa madrileña donde vivió Gerardo Diego desde 1940 hasta su muerte.
Gerardo Diego, a la derecha; a la izquierda, José Hierro
Estatua de Gerardo Diego en Santander .
Estatua de Gerardo Diego en Soria
Publicación sobre Augusto d'Halmar de Gerardo Diego en el número 295-296 (1950) de la revista Atenea .