[2] En la capital de España se licenció en leyes, pero no ejerció.
[4] Su producción literaria más temprana aparece en 1905, El retrato de Don Quijote, ensayo de crítica teatral, actividad a la que dedicó su última época.
Se dedicó igualmente a estudios de investigación histórico-poética, en un amplio y documentado ensayo sobre la poesía y los poetas en la corte de Juan II.
Sus obras en prosa responden más a la estética modernista: Tragicomedia (1910), Flor pagana.
Como crítico teatral señaló el nuevo brío que trajeron a la escena los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, pero denunció también sus no pocos excesos.
Publicó sus críticas teatrales en el libro Apostillas a la escena (1929).