Su estatus y territorio se vieron modificados por la Corona española al crear el virreinato del Río de la Plata en 1776.
La administración del reino como tal se mantuvo hasta 1810, cuando se estableció el primer Gobierno de origen local: una junta gubernativa a nombre del entonces encarcelado rey Fernando VII de España.
Aunque nominalmente existió por los años siguientes, el Gobierno local ejerció cada vez mayor poder autónomo en lo que se conoce como la Patria Vieja.
[17] Posteriormente, también llegaron a utilizarse otras denominaciones, no oficiales y menos extendidas, tales como «Flandes Indiano», que se remite a la dura resistencia del pueblo mapuche a las tropas conquistadoras y que evocaba la compleja guerra de los Ochenta Años ocurrida en Flandes y que terminó con la independencia de los Países Bajos.
[17] Cabe mencionar que el término reino era de carácter geográfico y no necesariamente político, un concepto usual en dicha época y que puede verificarse con la denominación dada a los diversos «reinos» existentes dentro de la misma España peninsular, pese a que ya carecían de las autonomías existentes en los siglos anteriores.
A los pocos meses, Valdivia fue proclamado por el cabildo como gobernador y capitán general de Nueva Extremadura.
En 1812, se promulgó un Reglamento Constitucional Provisorio que veladamente declaró la independencia del país, pues lo configuraba como una monarquía constitucional bajo el gobierno nominal de Fernando VII, pero completamente autónoma de otros poderes extranjeros.
En esta época, la Gobernación o Capitanía General de Chile adquirió lo que sería su máxima extensión, que abarcaba todo el extremo meridional del Cono Sur y la totalidad de la Patagonia.
[19] En los años posteriores, a través de diversas reales cédulas dictadas por el rey Felipe II, se fue especificando el territorio chileno a medida que las administraciones coloniales vecinas adquirían importancia [3].
El territorio que estaba asignado a Villagra y que se heredó a Quiroga tuvo el estrecho de Magallanes "inclusive", con los territorios al sur de este también.
El término era aplicado para describir a las Tierras Magallánicas o Patagonia, incluso mostrándose la frase "que los españoles comprenden con el nombre general de Chile" tras nombrar al lugar.
Pese a estas disposiciones, no todo ese territorio se encontraba bajo control efectivo, siendo el caso más emblemático el de los territorios al sur del río Biobío (conocida como la zona de La Frontera) y que estaban bajo control araucano con autonomía reconocida por el soberano.
Entre el año 1557 y 1679 se efectuaron doce expediciones religiosas para explorar la región.
En las cartas antiguas la región de la Patagonia, entre los paralelos 48° y 50° Sur, aparecía ocupada casi exclusivamente por una gran isla denominada «Campana» separada del continente por el «canal de la nación Calén», nación que se supuso existió hasta el siglo XVIII entre los paralelos 48° y 49° de latitud sur.
[29][30] Tras el suceso España aumentó su interés en la región, aumentando las expediciones al istmo de Ofqui y mandando misioneros franciscanos y jesuitas quienes trasladaron a canoeros.
El año siguiente la carta fue presentada en una reunión extraordinaria del Consejo de Indias en Madrid en la que el fiscal general expresó: Además Ambrosio O'Higgins buscó la incorporación de los indios pampas, presentes en la Patagonia Oriental.
En 1784 se creó la intendencia de Chiloé, subordinada al Virreinato del Perú.
En 1776 Juan Ignacio Molina destaca a la isla por sus «monumentales estatuas» en el quinto capítulo sobre «Islas Chilenas» de su libro «Historia Natural y Civil del Reino de Chile».
[43] Durante muchos años, los cartógrafos y exploradores europeos especularon con la existencia de la Terra Australis Incognita, un inmenso territorio ubicado más al sur del estrecho de Magallanes y la isla Grande de Tierra del Fuego que llegaba hasta el Polo Sur.
El tratado, avalado en 1506 por la bula pontificia Ea quae pro bono pacis, lo que lo hizo obligatorio para todos los países católicos, no fue reconocido por los estados europeos no católicos e incluso por algunos que sí lo eran, como Francia.
En 1534, el emperador Carlos V dividió parte del territorio sudamericano en tres gobernaciones: En 1539, se creó una nueva gobernación hacia el sur de Nueva León llamada Terra Australis para Pedro Sánchez de la Hoz.
No se han hallado aún en archivos españoles los documentos que confirmen la latitud alcanzada y las tierras avistadas; sin embargo, el relato del marinero neerlandés Laurenz Claesz (en un testimonio sin fecha, pero probablemente posterior a 1607), documenta la latitud y la época.
Otros historiadores atribuyen el primer avistaje de tierras antárticas al marino neerlandés Dirk Gerritsz, que habría encontrado las islas hoy denominadas Shetland del Sur.
En 1768, el francés Sanson publica un mapa sobre las Tierras Magallánicas, mostrando a Chile separado de la Patagonia.
En 1772, el británico James Cook circunnavegó las aguas del océano Antártico.
Por ende estos territorios no eran considerados como res nullius (cosa sin dueño), por parte de potencias extranjeras.
La base de la relación es la real cédula antes mencionada, no obstante, hubo otras posteriores que perfilaron el tipo de relación efectiva entre la capitanía y el virreinato.
En ciertos periodos, por cuestiones estratégicas de seguridad del virreinato –por ejemplo, ante amenazas de corsarios– los virreyes intervinieron directamente en el gobierno de Chile, incluso por propia iniciativa; asimismo, algunos gobernadores acostumbraron consultar o pedir instrucciones sobre temas urgentes al virrey, por la gran distancia que los separaba del rey, quien se encontraba en España.
Felipe V falleció en 1746, antes de que la nueva ceca hubiera iniciado sus labores.
Los principales corregimientos existentes en el territorio chileno hasta 1786 se listan a continuación: En 1786, la monarquía española implementó una serie de reformas administrativas (conocidas como Reformas borbónicas) que cambiaron la composición territorial de todas las colonias, incluyendo Chile.