Posteriormente, en muchas otras, los oidores de Audiencias eran los que asumían el gobierno interino en forma individual.
Levantóse en la plaza de armas un aparatoso tablado, en el cual se instalaron los Oidores.
Un hermosísimo caballo blanco, ricamente enjaezado y acondicionado allí bajo palio, llevaba el sello que debía usar el Tribunal: Como símbolo de la autoridad real, dicho sello fue recibido con todas las muestras de respeto debidas al Soberano.
Durante ese periodo, en consecuencia, la capital del reino de Chile se encontraba en Concepción.
Tras ser disuelta la Audiencia, sus funciones judiciales fueron encomendadas al lugarteniente del gobernador y capitán general de Chile.