Aquella jurisdicción estaba conformada por los territorios correspondientes a las actuales repúblicas de Argentina (incluyendo las disputadas islas Malvinas), Uruguay, Paraguay y Bolivia, así como también partes que desde la segunda mitad del siglo XIX están incorporadas a Brasil, y sectores del norte de Chile y del sureste de Perú.
Además incluyó las islas africanas de Fernando Poo (hoy Bioko) y Annobón en la actual Guinea Ecuatorial,[12] cedidas por Portugal a España en 1777.
Las remesas de plata, oro, esmeraldas, perlas y demás bienes que salían desde el virreinato del Perú iban regularmente desde el puerto del Callao hasta la ciudad de Panamá.
El Río de la Plata era la principal alternativa a la Ruta del Galeón, lo que lo convertía en vulnerable a ataques enemigos y hacía necesario un fortalecimiento de la presencia española en él.
Todas estas reformas borbónicas modificaron sustancialmente los poderes y factores económicos tanto peninsulares como hispanoamericanos.
Una vez concluida la expedición, Cevallos debía retornar a su cargo en Madrid, «dejando entónces el mando militar i político de las provincias del Rio de la Plata en los términos en que han estado hasta ahora (sic)».
La real cédula expresaba «que luego que estéis navegando, á la salida de Cádiz, os deis á rreconocer por tal Virrey, Governador y Capitán General en todos los buques de guerra y de trasporte, para que se hallen en esta inteligencia y estén á vuestras órdenes quantos ban embarcados en ellos (sic)».
En ese momento inaugural el virreinato del Río de la Plata incluyó a todo el territorio que actualmente son los estados brasileños de Río Grande del Sur (llamado por los españoles Río Grande de San Pedro), Santa Catarina y amplias zonas que hoy son parte de Paraná y Mato Grosso del Sur así como pequeños sectores que actualmente corresponden al oeste del Mato Grosso.
La fuerza fue comandada por el coronel Ignacio Flores, nombrado presidente de Charcas.
[1] Esta primera invasión británica concluyó con la derrota de estas fuerzas, que debieron abandonar la región.
Si bien no tuvieron éxito, las invasiones inglesas (que no fueron algo repetido en otras regiones españolas en América) colaboraron con la crisis política que se desencadenaría en el virreinato del Río de la Plata y acabaría en la Revolución de Mayo.
Sassenay se dirigió a Montevideo pero allí fue apresado por el gobernador Francisco Javier de Elío.
La expedición partió el 4 de octubre de 1809 y al llegar a Chuquisaca no hizo falta que entraran en combate, pues el foco insurreccional le prestó acatamiento, mientras que La Paz fue ocupada por Goyeneche con fuerzas del virreinato del Perú.
El gobernador intendente del Paraguay, Bernardo de Velasco remitió una nota a Buenos Aires comunicando que la provincia del Paraguay no reconocía a su Junta.
El 17 de junio de 1811 se instaló en Asunción una junta gubernativa presidida por Fulgencio Yegros que depuso a Velasco y luego acordó la paz con Buenos Aires.
Los gobiernos político militares fueron mantenidos a excepción del gobierno de Chucuito.
Existían además varias comandancias político militares ubicadas en zonas de frontera con el Brasil portugués, y por esto particularmente militarizadas, y otras ubicadas en puntos estratégicos y vulnerables (como la Comandancia de las Islas Malvinas) , las cuales estaban bajo la dependencia directa del virrey.
La misma región altoperuana era gran productora de otros minerales: cobre, estaño y oro.
Las carretas muy lentas eran casi siempre tiradas por bueyes y sus marchas por extensos itinerarios se reducían a unas pocas leguas por día.
Tal tráfico frecuentemente estaba asociado con el contrabando y un intercambio de plata por gente esclavizada llevada desde África hasta el puerto de Buenos Aires para luego ser distribuida en diversas zonas.
Otros cultivos alimenticios surgieron merced a la demanda altoperuana: vinos (en Salta, Tarija, Cuyo, Córdoba), aguardientes y singanis; e incluso plantaciones de olivo, principalmente en La Rioja y Catamarca pero las plantaciones oliveras fueron en gran medida taladas para evitar que compitieran con el monopolio español.
El sistema oficial de correos en el territorio que luego sería del virreinato comenzó a establecerse en 1748 y se mejoró y reorganizó con postas en 1771.
La navegación fluvial era relativamente rápida "bajando" los ríos: Desde Asunción a la ciudad de Buenos Aires se tardaba aproximadamente 15 días pero la "subida" o el navegar el río Paraná en contracorriente aguas arriba (con la tecnología de entonces se lograba una velocidad de tan solo tres millas por hora) demandaba casi tres meses, y más frecuentemente unos 112 días.
Todos los barcos procedentes del Paraguay debían desembarcar sus cargas en Santa Fe para seguir por tierra hacia Buenos Aires, lo que provocó disputas entre los cabildos y gobernadores de las tres ciudades.
Sin embargo, por su fondo lodoso, en sus muelles no podían amarrar buques de gran calado.
Esto le granjeó en varias oportunidades enfrentamientos con la capital del virreinato.
La ciudad creció rápidamente, en especial el sector social vinculado al comercio, principalmente ganadero.
Todo este desarrollo económico y social que experimentó la zona, no venía acompañado de reformas administrativas que se acomodaran a ese crecimiento económico.
Para luchar contra el contrabando en 1779 fue creado el Resguardo del Puerto de Buenos Aires, que era un cuerpo militar integrado por oficiales y tropa al mando de un comandante que fiscalizaba el puerto, las costas del Río de la Plata y las salidas terrestres.
Lo integraban: un prior, 2 cónsules, 8 consiliarios, un asesor, un síndico, un secretario, un contador, un tesorero, un escribano, porteros y alguaciles.