La Intendencia de Chiloé, ubicada más al sur, era directamente gobernada por el Virreinato del Perú.[3] Pese a que la mayoría de los criollos chilenos reconocía la existencia de graves problemas en la administración del país, muy pocos los asociaban con la existencia del régimen colonial, por lo que siguieron rindiendo honores a la monarquía.[4] Algunas décadas más tarde, una serie de sucesos aceleró el pensamiento autonomista en las colonias americanas, incluyendo Chile.Ante la crisis monárquica, la aristocracia criolla necesitaba una autoridad que afianzara los lazos con España y defendiera con propiedad la imagen hispana.García Carrasco cometió errores durante su gobierno, por lo que la clase dirigente se sintió desprotegida.El procurador José Miguel Infante se dirigió a la asamblea y manifestó que lo más conveniente, tanto para el país como para los intereses del rey, era la creación de una Junta de Gobierno.Por consiguiente, se acordó organizar una Junta Provisional Gubernativa del Reino a nombre de Fernando VII formada por nueve miembros.[1] Todas las autoridades españolas fueron destituidas al formarse la Junta de Gobierno —comenzando a funcionar el principio de soberanía popular—, que inició el periodo conocido como Patria Vieja (1810-1814).[8] En otras localidades del reino, la aceptación de la Junta en Santiago fue rápida.[11] Durante sus primeros días, la Junta Gubernativa recibió un conjunto de recomendaciones redactadas por el destacado jurista Juan Egaña.La elección parlamentaria en Santiago fue clave para definir la inclinación política del futuro órgano legislativo.La Junta procedió luego a realizar diversas acciones represivas contra las figuras del movimiento realista: García Carrasco fue exiliado y la Real Audiencia, suprimida.
La casa de Mateo de Toro Zambrano, conocida actualmente como
Casa Colorada
, fue sede de diversos eventos y celebraciones en los días posteriores a la instalación de la Junta Gubernativa