Intervención extranjera en la guerra civil española
A esa táctica obedeció la primera de las grandes medidas internacionales: el acuerdo general sobre la No-Intervención".Este "apoyo internacional a los dos bandos fue vital para combatir y continuar la guerra en los primeros meses.[6] La ayuda italiana y alemana que llegó al bando sublevado desde el inicio se incrementó notablemente a partir de octubre de 1936 cuando comenzaron a llegar al bando republicano la ayuda soviética y las primeras Brigadas Internacionales.[3] El 23 de julio llegaban a Berlín otros emisarios del general Franco (encabezados por Johannes Bernhardt, un comerciante residente en Tetuán y jefe del partido nazi entre la colonia alemana) que se entrevistaron con Adolf Hitler en Bayreuth, quien concedió inmediatamente la ayuda en aviones que se le pedía, iniciando la Unternehmen Feuerzauber (Operación Fuego Mágico)[13] aunque la operación se haría a través de la empresa HISMA, que serviría de tapadera.No se envió ninguno de estos materiales esenciales y todas las peticiones del gobierno español exigiendo su entrega fueron rechazadas».Lo contrario sucedía con los laboristas y los sindicatos, además de muchos intelectuales, cuyas simpatías estaban con el bando republicano.La idea del gobierno francés era que ya que no podían ayudar a la República (porque ello supondría abrir un gran conflicto interno en la sociedad francesa y además enturbiaría las relaciones con su aliado "vital", Gran Bretaña), al menos podrían impedir la ayuda a los sublevados (como primera prueba de su determinación en la defensa de la "no-intervención" el gobierno francés cerró la frontera con España el 13 de agosto).A cinco mercantes se les recomendó que fondeasen en San Juan de Luz, en la costa francesa, y no siguiesen hasta Bilbao.Y de nuevo se produjo un intenso debate en el parlamento británico en el que la oposición laborista y liberal atacó al gobierno conservador por no actuar pero este respondió que si lo hacía se arriesgaba a desencadenar una guerra generalizada en Europa.[34] La única intervención británica en la guerra civil española se produjo con motivo de la rendición de Menorca a los "nacionales" para impedir que esta isla estratégica pudiera caer bajo dominio italiano o alemán (Menorca durante toda la guerra había permanecido bajo soberanía republicana).El gobierno británico puso en marcha la operación sin informar al embajador republicano en Londres Pablo de Azcárate (que cuando más tarde se enteró presentó una protesta formal por haber prestado un buque británico a un "emisario de las autoridades rebeldes españolas").[43] En cuanto al segundo motivo, los nazis desplegaron en la zona sublevada la "Legión Cóndor", cuyos integrantes fueron muy bien pagados.[43] En noviembre de 1936 Hitler, al mismo tiempo que se reconocía oficialmente al general Franco, ordenó el envío de una unidad aérea completa que constituiría una unidad autónoma dentro del ejército sublevado, y contaría con sus propios jefes y oficiales mandados por el general Hugo von Sperrle (que luego fue sustituido por el también general de la Luftwaffe Wolfram von Richthofen).Fueron trasladados a Alemania por buques transatlánticos y fueron recibidos en el puerto de Hamburgo por Hermann Goering.El bombardeo de Almería, que se había producido abiertamente (exhibiendo el pabellón alemán), llegó a ser considerado como un posible motivo para que la República declarara la guerra a Alemania (posición defendida por el coronel Rojo e Indalecio Prieto, en búsqueda de la generalización del conflicto a toda Europa), pero finalmente se impuso la postura contraria de Negrín y Azaña.Fue «la única fuerza organizada constituida íntegramente por voluntarios que se sumó al bando de Franco».[68][69] También había otras nacionalidades (como Georgianos) entre estos voluntarios que incluían a todos los pueblos del antiguo Imperio Ruso.[69] Al final de las hostilidades, los voluntarios rusos fueron despedidos con títulos y premios, así como recibir la nacionalidad española.Sin esa circunstancia, la URSS no habría tenido mucho que hacer en la guerra de España».[77] Según Denis Smyth, «la intervención de Stalin en la guerra civil española no se debió a un resurgir del internacionalismo revolucionario en la política exterior soviética.Sin embargo, las verdaderas razones de la intervención soviética se disfrazaron con la retórica internacionalista y antifascista.También hubo un pequeño grupo de pilotos estadounidenses que formaron el Escuadrón Yankee, liderado por Bert Acosta.Los envíos partían generalmente del Pireo; eran barcos camuflados y con banderas cambiadas, se dirigían oficialmente a puertos situados en México.Los detalles de las ventas a los nacionalistas no están claros, pero se sabía que eran muchos menos.El "oro de Moscú" estaba destinado "al pago del armamento adquirido a Rusia y otros países que hubo de abonarse siempre, mientras que las entregas alemanas e italianas [a los sublevados] eran gratis o con pago diferido en mercancías.En Rusia no quedó nada del oro español y las reservas estaban prácticamente agotadas en el verano de 1938.Los 55 aparatos soviéticos que llegaron a lo largo del mes de octubre «equilibraron» (relativamente) la situación aérea y «pusieron coto (por algún tiempo) al dominio indisputado del aire que habían disfrutado los franquistas gracias al volumen y calidad de la ayuda aeronáutica ítalo-germana».Así pues, el desequilibrio se mantuvo como lo demuestra la notable diferencia de los aviones enviados a uno y otro bando por sus respectivos aliados.Esta tesis franquista ha sido recuperada recientemente por el autor revisionista Pío Moa que en su libro Los mitos de la guerra civil, afirma:[128]Estas son, en primer lugar, la persistente superioridad material durante toda la guerra de las fuerzas nacionalistas en tierra y en el aire, y, en segundo lugar, la superior calidad de todos sus cuadros hasta hace nueve meses o posiblemente un año».
Leon Blum en 1946
Mapa que muestra las zonas de control de los cuatro países del Comité de No Intervención (rojo: Gran Bretaña; azul: Francia; verde: Italia; gris: Alemania).
El acorazado británico
Royal Oak
visto por proa.
Crucero "nacional"
Almirante Cervera
Cartel de propaganda republicano denunciando la intervención italiana.
Entrada de las tropas del
general Mola
en
San Sebastián
(12 de septiembre de 1936). El desfile estuvo encabezado por las banderas
nacionales
acompañadas por las de
Italia
y de
Alemania
, las dos potencias fascistas que apoyaban a los
sublevados
.