T-26

El T-26 fue un tanque ligero soviético que participó en numerosos conflictos de los años 1930.

En batallas como Belchite o Teruel, los T-26 demostraron ser tan superiores a los blindados alemanes e italianos empleados por las fuerzas nacionales, que estos últimos ofrecieron una recompensa de 500 pesetas por cada ejemplar capturado.

[4]​ La Unión Soviética suministró unas 281 unidades[5]​ a las Fuerzas Armadas de la Segunda República durante la Guerra civil española (1936-1939), y cuando esta finalizó las unidades supervivientes fueron puestas de nuevo en servicio dentro del Ejército Franquista.

Durante la invasión alemana de la URSS participó en gran número dado que constituía el grueso de las fuerzas blindadas soviéticas, aunque fue paulatinamente sustituido por otras unidades más modernas como el T-34.

Del mismo modo que sucedía en otras naciones, la Unión Soviética fue consciente de la necesidad de un tanque de apoyo a la infantería y, después de haber intentado desarrollar un proyecto propio, optó por el modelo del tanque ligero británico Vickers 6-ton, planeándose su producción a gran escala, ya que el tanque británico costaba 42 000 rublos en oposición al T-19 soviético (el equivalente que se estaba produciendo en aquel momento) que costaba 96 000 rublos y además era más complejo de mantener y fabricar.

Los primeros T-26 fueron copias prácticamente idénticas del original británico (aparte de unas mínimas variaciones en la parte delantera del casco), simples y robustos, de estructura casi totalmente remachada.

En el periodo anterior a 1941, el Modelo 1933 constituyó el tanque soviético producido en mayor número: unos 5000 ejemplares, antes de que cesase su fabricación en 1936.

[6]​ Pero, para el año 1941 ya se habían entregado 11 218[1]​ T-26 de todos los tipos; en consecuencia, estos se encontraron entre los vehículos acorazados más numerosos utilizados en la primera fase de la Gran Guerra Patriótica.

Asimismo, se construyeron muchas versiones especiales, entre las que quizás fueron las más numerosas los tanques lanzallamas, identificados con el prefijo OT.

Se produjeron también versiones posapuentes (ST-26) y T-26-4 con un cañón de 76 mm para incrementar la eficacia del apoyo a la infantería.

Para entonces este tanque ya estaba siendo sustituido por modelos más modernos, aunque los soviéticos lo continuaron empleando en operaciones tan importantes como la batalla de Moscú, el sitio de Leningrado o la batalla del Cáucaso.

[9]​ Los primeros 50 tanques T-26 que llegaron a España fueron tripulados por personal soviético.

Demostraron una enorme superioridad ante los blindados alemanes (tanque ligero PzKpfw I) e italianos (tanqueta CV.3/35), vulnerables a los disparos del T-26, que el mando rebelde decidió ofrecer una recompensa en metálico (500 pesetas de la época) por cada ejemplar capturado.

Fila de tanques T-26 chinos durante la segunda guerra sino-japonesa
T-26 con el esquema de color del bando republicano. Museo de Unidades Acorazadas de El Goloso
T-26 en un museo según el esquema de color del bando sublevado. El motivo por el que lleva una bandera española en la torreta era para evitar fuego amigo y confusiones. Por el mismo motivo llevaba un aspa en la escotilla para evitar un ataque de la aviación propia