Constituyó el último de la serie en ser entregado a la Armada, aunque ello no le impidió participar en la Guerra del Rif.
A cambio del apoyo británico y francés a la defensa de España, la flota española apoyaría a la Armada francesa en caso de guerra con la Triple Alianza contra las flotas combinadas del Reino de Italia y Austria-Hungría en el Mar Mediterráneo ya que la Royal Navy debería de centrarse en el Mar del Norte contra la Kaiserliche Marine germana; mientras que la flota francesa por sí sola no podría contener a la armada italiana y la austrohúngara juntas, y era necesario que Francia transportara por mar a sus tropas coloniales desde el norte de África al continente europeo.
[4] Los buques fueron autorizados unos seis meses después de que los británicos hubieran completado el HMS Dreadnought, y después de descartar los planes para construir acorazados tipo pre-dreadnought, el comando naval decidió rápidamente construir sus propios acorazados tipo «all-big-gun» o dreadnought.
Para la propulsión contaban con 12 calderas Yarrow de carbón y 4 turbinas que accionaban cuatro hélices, con una potencia de 11 270 CV a tiro normal y 20 000 CV a tiro forzado.
En 1922 es destacado a Constantinopla[nota 1] para defender los intereses españoles durante la Guerra de Independencia turca, sufrió el abordaje del buque mercante austriaco Graz, que le produjo serios daños que fueron reparados en los astilleros de Pola.
El hecho de encontrarse en esta ciudad y que sus cañones apuntaran al acuartelamiento militar ayudó a que la conservadora Santander se mantuviese fiel a la República a pesar de que los mandos militares de la ciudad apoyaban claramente el golpe.
En septiembre pasó al Cantábrico con otros barcos para apoyar la parte republicana que se había quedado aislada, pero después del poco éxito tenido, el 13 de octubre recibió la orden de regresar al Mediterráneo y dirigirse a Cartagena, desde donde tomó parte en varios bombardeos.
El bombardeo del 21 de mayo fue realizado por cinco Savoia S-79 italianos pilotados por italianos y españoles que habían despegado del aeródromo de Tablada en Sevilla.
Esta instalación fue abandonada en 1985, los cañones y las torretas continúan en el lugar, pero sometidos a una fuerte degradación.